Recta final en la guerra por la denominación del yogur Pascual
Obtiene ventaja en su batalla frente a las multinacionales galas
La guerra del yogur entre Leche Pascual y las multinacionales Danone, Nestlé, Yoplait o Parmalat-Clesa, ha entrado en su recta final. Hasta la fecha, el grupo Leche Pascual gana por dos a cero a las multinacionales en su ofensiva para que se proceda a una modificación en la actual normativa para la fabricación de este producto y lograr la denominación de yogur pasteurizado para sus postres lácteos.
Las multinacionales, con una cuota de casi el 70% en el sector, perdieron la primera batalla en el Congreso de los Diputados al no prosperar el pasado 18 de diciembre una iniciativa de Convergencia i Unió para que se mantuviera la normativa sobre el yogur. La segunda batalla perdida se produjo el 21 de diciembre en el seno de la Comisión Interministerial de Ordenación Alimentaria (CIOA), donde se dió luz verde a la propuesta. Sin embargo, lo que se haga en el futuro dependerá del dictamen del Consejo de Estado en el plazo de dos o tres semanas. Si el informe es favorable a los planteamientos de Agricultura, seguirá adelante el cambio. Si por el contrario hubiera una decisión en contra, Agricultura dejaría a un lado la orden. Para publicar la nueva disposición, no era preceptivo el dictamen del Consejo de Estado. Sin embargo, se ha solicitado para acallar las quejas de las multinacionales que alegaban indefensión.
Agricultura apoya la denominación de yogur pasterizado al postre lácteo frente a las posiciones de Danone o Nestlé
La batalla del yogur de inició hace cinco años con la fabricación por parte de Pascual de sus postres lácteos siguiendo el método que se utiliza para elaborar el yogur tradicional:fermentación de la materia prima con Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus. A partir de la obtención del yogur, el tradicional se envasa y tiene un periodo de duración de 28 días a una temperatura entre 1 y 8 grados. En el caso de Pascual, el producto se pasteuriza y se puede conservar sin frío tres meses.
Durante los últimos años, el yogur ha a sido un campo de batalla en defensa de cada posición donde ha valido casi todo con argumentos históricos, económicos y de salud;con presiones que han venido desde la propia Administración francesa y acusaciones de favores y manejos políticos por ambas partes sin renunciar a la guerra sucia.
Razones enfrentadas
Desde las multinacionales con Danone y Nestlé a la cabeza, se ha alegado que el yogur tradicional es un producto históricamente implantado en la población. Sobre la base a estudios científicos, se defiende que el yogur sólo se puede llamar así si es un producto vivo, algo además indispensable para que tenga un efecto beneficioso sobre el intestino y para la salud en general.Desde una perspectiva económica, se alega que si se cambia la normativa, se produciría una invasión de esos postres desde el exterior atentando contra la industria láctea española.
Desde Leche Pascual se defiende la necesidad de modificar una normativa que data de los años 1987 y 1994 para adecuar la misma a las nuevas posibilidades tecnológicas, lo mismo que se hace con las denominaciones de la leche líiquida..Pascual alega que su producto se hace con el mismo método que el yogur tradicional, pero sólo con leche de calidad,mientras para el yogur tradicional se admite hasta un 5% de leche en polvo.También con el soporte de científicos cualificados, Pascual defiende que su postre tiene el mismo efecto que el yogur tradicional y argumenta que los 'bichos' vivos del yogur no logran llegar al intestino con escasos efectos sobre la salud.
Por debajo de las razones históricas o de la salud, entorno al yogur dominan los intereses económicos ante los elevados beneficios que genera con una guerra por las cuotas de mercado, frente a la escasa rentatabilidad de la leche líquida. En contra de lo que alegan las multinacionales, que habrá una invasión de postres lácteos si se cambia la norma. La realidad es que hoy la única invasión es la del yogur tradicional con 140.000 toneladas. Para Pascual no es de recibo que su producto lo pueda vender en otros países como yogur pasteurizado y no lo pueda vender en España.
En contra de lo que alegan los fabricantes del yogur tradicional, para Agricultura no debe suponer ningún problema en el sector el cambio de normativa. En medios de este departamento se considera además que esa modificación supondrá una clarificación del producto de cara a los consumidores, política que se quiere aplicar tambien en otros productos derivados de la leche cuyas leyendas rozan los bordes de la legalidad.
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