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Espadaler sostiene que el consorcio del Ebro permitirá controlar la calidad del agua del río

El consejero realiza una visita relámpago a Ascó, pero evita acudir a Flix

El consejero de Medio Ambiente de la Generalitat, Ramon Espadaler, trasladó ayer al recién creado Consorcio para la Protección Integral del Delta del Ebro, nacido con el Plan Hidrológico Nacional, la necesidad de coordinar las actuaciones de las administraciones en la gestión y control de calidad del río para evitar episodios de contaminación como los últimos. En la ejecutiva del consorcio, recién constituido, están representados a partes iguales el Estado y la Generalitat y tiene la función de posibilitar el trasvase de 1.050 hectómetros cúbicos anuales.

Espadaler, que ayer se trasladó hasta Ascó (Ribera d'Ebre), donde murieron 4.000 peces el pasado 25 de diciembre, respondió ayer a las críticas por falta de coordinación y entendimiento con la Confederación Hidrográfica del Ebro a la hora de detectar y atajar los efectos de la contaminación por mercurio que, además, afectó a la red de agua potable que abastece 40 municipios de las comarcas de Tarragona.

Según explicó, la presencia de las administraciones local, autonómica y estatal en el consorcio debe permitir hallar un 'punto de encuentro que debemos aprovechar', pero no precisó si los hechos acarrearán inminentemente un aumento de los controles sobre la calidad de las aguas y los vertidos industriales. Aunque reconoció que la atribución de competencias y la comunicación entre las diferentes administraciones es 'mejorable', el consejero sólo admitió haber cometido un único error durante los episodios de contaminación en el río Ebro de las últimas semanas: 'Anunciar que teníamos datos de los que no podíamos disponer en aquel momento', en referencia a la tardanza de los análisis que arrojaran luz sobre la mortaldad.

Espadaler pasó de puntillas a la hora de relacionar un supuesto vertido de la planta de Ercros en Flix con la mortaldad de los peces. Aun así, vinculó los hechos ante la 'certeza' de que los peces muertos contenían rastros de mercurio y añadió que la factoría de Ercros es la de la zona que trabaja con este metal pesado, pero evitó en todo momento aventurar cualquier hipótesis sobre la causa de la muerte de los peces. Además, el consejero se negó a evaluar el informe encargado por el Departamento de Industria al Instituto Químico de Sarrià, según el cual el mercurio hallado en el Ebro procedería de la liberación por un cambio de presión atmosférica del mercurio acumulado durante decenios en el fondo del río.

Oficialmente, el viaje relámpago del consejero -anunciado unas horas antes y que incluyó una visita al punto de la ribera del Ebro en Ascó donde se hallaron los peces muertos- tenía como objetivo agradecer a los funcionarios del departamento sus tareas durante los episodios de contaminación y 'reconstruir la película de los hechos'. El itinerario, sin embargo, dejó de lado la población de Flix, donde presumiblemente se halla el origen de los vertidos. 'Resulta inadmisible desde el punto de vista de las relaciones institucionales que haya estado a cinco kilómetros de Flix y que no haya venido al Ayuntamiento', afirmó el alcalde de la población y diputado socialista en el Parlament, Antoni Sabaté.

El edil recordó que ayer era un buen momento para mantener la reunión que la semana pasada solicitó al consejero. Por otra parte, el Departamento de Sanidad difundió ayer una nota en la que asegura que la presencia de mercurio en el Ebro no afectó a los peces y moluscos del litoral marítimo de influencia, después de recibir las analíticas efectuadas el pasado 10 de enero.

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