"La biblioteca ahora ofrece servicios a usuarios que no están presentes"

Desde la señorial Biblioteca de Bidebarrieta, un edificio decimonónico del Casco Viejo bilbaíno que albergó la primitiva sede de la Sociedad El Sitio, Felisa Sanz coordina la red municipal de servicios bibliotecarios de Bilbao, que cuenta 12 centros, visitados anualmente por unas 700.000 personas, de las que 30.000 disponen de un carné que les permite llevarse a casa libros en préstamo.

Pregunta. ¿Cuál es el papel que debe cumplir hoy una biblioteca pública?

Respuesta. Yo creo que aparte de lo que la gente piensa, que la biblioteca es un sitio para ir a leer con tranquilidad, para estudiar, que es cierto, hoy en día cuando las necesidades de información y las nuevas tecnologías han cambiado nuestra vida, la biblioteca está para responder a esas demandas. Para eso están los espacios de las nuevas tecnologías, donde no tienes libros o revistas, los soportes tradicionales de una biblioteca, sino que los materiales son ordenadores o cd-ROM. Y, a la vez, una biblioteca debe dar acceso a todo el mundo.

P. ¿Cómo lo hacen?

R. Con Internet, con bases de datos, con edición electrónica. Intentando formar a la gente, con una atención personalizada sobre el uso del catálogo, enseñando a navegar por Internet, con cursos. Si la biblioteca pública, por definición, debe estar abierta a todos los ciudadanos, ahora más que nunca debe dar a todos las mismas oportunidades para acceder a la información, a quienes carece de medios económicos o no tienen la destreza necesaria.

P. Así que los nuevos usuarios no tocan los libros.

R. Por supuesto que vamos a tener durante mucho tiempo la persona que le gusta tocar e libro, ojearlo y llevárselo en préstamo. Pero también viene el estudiante que para su tesina necesita conectarse a otras bases de datos, o ver que es lo último que se ha publicado en ese tema. Y lo último es lo que está en Internet, no en información impresa, que llega con retraso. Son dos mundos, y tenemos que abarcar los dos.

P. ¿Y qué tal conviven?

R. Bien, pero con mucho esfuerzo. La diversidad de servicios que ahora caracteriza a una biblioteca pública llega a sus propios fondos y a los que puede acceder a través de las nuevas tecnologías, para usuarios que están presentes en la biblioteca o no están y conectan desde el exterior. Tan usuario es el que viene a una charla, a una exposición, a ojear el periódico del día, hace una consulta por Internet o viene exclusivamente a estudiar.

P. ¿No cree que utilizar estas salas de un edificio noble, como Bidebarrieta, para preparar un examen, es infrautilizarlas?

R. El tipo de edificio me resulta indiferente, lo importante es la función en sí. Si la biblioteca debe cumplir con distintos usos para diferentes grupos de ciudadanos, está claro que no puede centrarse en una sola actividad, como convertirse en sala de estudio. Si además de otras funciones se pueden ofrecer salas de estudios, que son necesarias, lo hacemos, pero sea el edificio que sea, Bidebarrieta o una biblioteca de barrio, no puede dedicarse a una actividad en exclusiva.

P. ¿Es práctico un edificio como el de la Biblioteca de Bidebarrieta?

R. La verdad es que no. En su origen este edificio no fue pensado para biblioteca; fue la sede social de El Sitio y las necesidades no son las mismas. Pero el edificio forma parte del patrimonio histórico y se debe respetar. ¿Funcional? Para nada. Tienes que adaptarte a una joya arquitectónica.

P. ¿Qué es la Biblioteca de Bidebarrieta respecto al resto de la red?

R. Es la central, donde se llevan a cabo los procesos bibliográficos, las adquisiciones, desde donde se organizan las actividades de animación. Luego el responsable de cada una de las bibliotecas tendrá que ocuparse de la gestión directa, de contestar a demanda específica de sus usuarios.

P. ¿Qué puede hacer una biblioteca municipal por mejorar los índices de lectura?

R. La biblioteca pública simplemente con lo que ofrece está dinamizando la lectura. Aparte están las actividades que organizamos para incentivar la afición a leer. Generalmente, la gente que más visita las bibliotecas y toma libros en préstamo es también la que más libros compra.

P. Por último, ¿qué impacto tuvo sobre la biblioteca el robo de libros descubierto en 1995?

R. Está claro que fue negativo, los ciudadanos lo estimaron como una pérdida de patrimonio, que es propiedad de todos. Pero de lo negativo se han sacado unas reacciones positivas. Se tomaron medidas de seguridad para que no vuelva a ocurrir. Y ante los ojos de los políticos, de los profesionales y de los ciudadanos se valoraron los documentos que están en las bibliotecas y los archivos. Y eso es positivo.