Los bailes de Mick Jagger y el surco de Keith Richards
El promotor musical Gay Mercader es una de las personas de España que mejor conocen a los Rolling Stones. Él los trajo por primera vez en 1976, cuando no había local que quisiera albergar a un grupo de 'tan mal gusto' (al final los llevó a la plaza de toros de Barcelona, se hizo amigo de Keith Richards y de su mujer, Anita Pallenberg, y acabó yéndose de gira con ellos 'como un groupie'), y los volvió a contratar en 1982, 1998 y 1999, siempre con éxitos espectaculares.
Incluso esas últimas veces, cuando la cantinela más oída ante la visita del grupo era que estaban muy mayores. 'Sí, todo el mundo decía que estaban acabados. Barcelona fue el último concierto de la gira europea y estuvieron dos horas y media recorriendo a saltos el escenario. Y lo más curioso fue que, al ir a marcharse, el avión privado se estropeó en la pista. Richards y Ron Wood se fueron en otro, pero Mick Jagger decidió esperar a que lo arreglaran. El tío se fue a la discoteca Luz de Gas y estuvo bailando otras tres horas sin parar. Cuando le dijeron que el avión estaba listo, se marchó. La gente flipaba viéndole'.
Aunque más marcha tenían todos en el 82. Mercader calcula que Richards, Ron Wood y él mismo durmieron 'unas diez horas en total' durante los cinco días que pasaron en Madrid ese año. 'Tenían alquiladas dos plantas del hotel Palace, y la habitación de Keith parecía una discoteca. Se oía la música a cien metros por el pasillo. O si no, se ponía él a tocar la guitarra acústica, Bobby Keys cogía el saxo y daban un conciertito'. ¿Y qué decían los del hotel? 'Nada. Educadísimos. Claro, que dos plantas alquiladas, a los precios del Mundial 82, eran una buena razón para no decir nada'.
Mercader recuerda que uno de aquellos días entró en el cuarto de Richards y se encontró al guitarrista, a Jagger y a Wood 'sentados en una banqueta como colegiales: estaban escuchando a James Brown. Y parecía que estuvieran oyendo la voz de Dios'.
Excesos
La anécdota revela una devoción por los maestros infrecuente entre dioses como ellos. Pero la imagen habla también de una gran comunión espiritual (con perdón), y quizá ése sea uno de los secretos de tan larga supervivencia. 'Viendo los camerinos, se ve bien cómo han cambiado las cosas', dice Mercader. 'Richards (que aún fuma tabaco y porros y bebe bourbon) y Wood siguen pidiendo alcoholes varios. Desde el 91, Jagger sólo bebe agua mineral y zumos, y hace dos horas diarias de footing. Pero ya en el 82 Keith salió a tocar con camiseta de manga corta: para que se le viera el surco que le había dejado la heroína en el brazo'.
Entonces ya había escrito Before they make me run, donde contaba que había llegado el momento de dejar los excesos. 'Eso es fácil de entender, porque el rock se ha convertido en un maratón físico, y no puedes pretender hacer un show de dos horas todo p'allá'.
Babelia
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