El último acto de la anterior crisis
LA SUSPENSIÓN DE PAGOS DE ARGENTINA y el derrumbamiento de su modelo económico es el último acto de la anterior crisis global, que comenzó en Asia en el verano de 1997 y se extendió como una mancha de aceite por Rusia, Argentina, Brasil y otros países emergentes. Queda en tela de juicio una política macroeconómica que conlleva un sistema de convertibilidad fijo de las monedas nacionales, vinculadas generalmente al dólar norteamericano.
Es lo que se ha denominado currency board, o caja de convertibilidad, y que tenía por objeto reforzar la credibilidad de la política económica y los objetivos de estabilidad de los países emergentes. El currency board sustituye de hecho a los bancos centrales como autoridad monetaria, operando sobre la base de que todo el dinero en circulación y, por lo general, todas las reservas de los bancos deben estar respaldados al 100% por reservas internacionales. Estas políticas funcionaron cuando la inflación era el problema principal, pero despreciaron otros argumentos finalistas como el bienestar de los ciudadanos y las situaciones generadas de extrema riqueza y de extrema pobreza. Renuncian a la utilización del tipo de cambio como mecanismo de compensación de las perturbaciones externas.
América Latina está viviendo la tercera crisis en una década. Sus efectos negativos se han generalizado en toda la región. Su canal de transmisión ha sido el comercio: han caído tanto las exportaciones como las importaciones
En Argentina, Domingo Cavallo logró en 1991 aprobar la Ley de Convertibilidad, que establecía la paridad de un peso por un dólar (al ser una ley en vigor, cualquier devaluación conlleva la retirada de la ley; es decir, no puede ser efectuada por un acto administrativo del Gobierno, sea el que sea), y funcionó mientras fue capaz de contener la hiperinflación. Cuando Brasil devaluó su moneda, el dólar se revaluó debido a la fortaleza de la economía de EE UU bajo los dos mandatos de Bill Clinton, y el precio de las materias primas -principal exportación argentina- se desmoronó, la tasa de cambio fijo se convirtió en una catástrofe. El profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts Olivier Blanchard lo ha explicado así: 'Argentina no es EE UU, y el peso no es el dólar. Argentina es una economía pequeña del hemisferio sur; EE UU es una economía grande y diversificada del hemisferio norte. Argentina exporta ganado y materias primas; EE UU exporta alta tecnología y servicios. Argentina comercia con Brasil; EE UU, con Japón. Argentina debe luchar para atraer capital; EE UU succiona el capital de todas partes del mundo. Que dos naciones tengan la misma tasa de cambio es un crimen contra la lógica; demostró ser también un crimen contra Argentina'.
Y sin embargo, la convertibilidad no se ha derogado por el momento. La creación de una tercera moneda, el argentino, parece una aberración más. La pregunta es qué capacidad de contagio tendrá la crisis argentina hacia el resto de la zona y de los países emergentes. En los primeros momentos, no parece que mucha. Afortunadamente. Ha crecido un poco la prima de riesgo país de estos lugares, pero hasta el momento no ha funcionado la teoría de las fichas de dominó.
La evolución de la región para el año que ahora se cierra y el 2002 no es precisamente positiva, según el informe anual que acaba de hacer público la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Según este organismo de las Naciones Unidas, el PIB de América Latina habrá crecido este año un 0,5%, y el próximo lo hará un 1,1%, porcentajes muy bajos, por ejemplo, para que se creen puestos de trabajo. La CEPAL indica que la región está viviendo la tercera crisis económica en una década, con algunas características preocupantes: en primer lugar, sus efectos han sido generalizados y han afectado a toda la zona; en segundo término, su principal canal de transmisión ha sido el comercio: durante 2001 han caído tanto las exportaciones como las importaciones, una conjunción no observada en América Latina desde la crisis de la deuda externa de 1982.
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