Interinos docentes, solución ya

Somos unos 70.000 repartidos por todas las administraciones educativas del Estado, en Andalucía más de 18.000. Somos trabajadores de la enseñanza. Somos los docentes interinos, trabajadores de segunda categoría, al menos así nos tratan las distintas administraciones educativas.

Muchos de nosotros llevamos realizando nuestra labor docente durante muchos años. Hay compañeros que ya se están jubilando como interinos. Otros en cambio están recién llegados. Todos tenemos en común que estar prestando servicio en la administración educativa: hemos sido seleccionados por ésta tras haber participado en alguna convocatoria pública de oferta de empleo (la mayoría de nosotros hemos superado algunas o todas las pruebas de unas oposiciones, otros han sido seleccionados a través de una bolsa de trabajo).

Somos miles de personas que año tras año somos destinadas a ocupar provisionalmente unas plazas que no tienen propietario pero que están ahí, son reales, responden a las necesidades reales del sistema educativo, pero que la administración no las saca en la oferta de empleo publico.

La mayoría de nosotros, cuando llevamos varios años trabajando, realizando el mismo trabajo que nuestros compañeros funcionarios, pensamos en lo injusto de nuestra situación; hemos sido seleccionados por la administración dentro de algún proceso en el que competíamos con miles de candidatos, hemos demostrado nuestra valía año tras año y sin embargo seguimos sin tener estabilidad en el empleo y por supuesto mucho menos en el destino (cada curso escolar estamos en un centro, localidad o provincia diferente).

Las leyes laborales exigen a la empresa que los trabajadores con una determinada antigüedad sean contratados indefinidamente, hacerlos fijos. Miles de trabajadores de la enseñanza hemos superado los 3, los 5, los 10 y hasta los 20 años de antigüedad en nuestra empresa, la administración educativa, y a ésta no le obliga nada a hacemos fijos.

La bolsa de docentes interinos no para de crece. Algunos estudios dicen que en cinco años se ha duplicado en Andalucía. Todos nosotros somos conscientes de que en este trabajo es necesario un pequeño porcentaje de trabajadores provisionales que sean los responsables de sustituir a los docentes de baja, en excedencia. Pero este porcentaje que la propia administración estima alrededor del 5%, no tiene nada que ver con el 24% de personal interino que mantiene la Consejería de Educación andaluza, por ejemplo.

Las razones de esta situación son claras: a las administraciones educativas les viene estupendamente disponer de una masa de trabajadores de segunda con los que no tiene contraído ningún compromiso de continuidad, a los puede mover de aquí para allá sin el menor problema y además salen muy baratos ya que no les paga antigüedad (ni trienios, ni sexenios).

Conscientes de que nuestra estabilidad laboral definitiva sólo va a venir de la mano del acceso a la función pública, los docentes interinos de todo el Estado estamos comenzando a organizarnos y a reclamar un proceso extraordinario de acceso a la función pública que respetando los principios constitucionales y valorando la experiencia docente, garantice al personal interino una estabilidad real (igual que en sanidad).