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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Plante al Presupuesto

El abuso de la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos por parte del Gobierno, y su aprovechamiento de la tramitación en el Senado para introducir enmiendas trascendentales sin debate, ha tenido consecuencias que pueden ser funestas para el normal funcionamiento del Parlamento: la renuncia de la oposición a votarlos en el pleno de ratificación del Congreso tras su paso por la Cámara alta.

La oposición (PSOE, IU, PNV y Grupo Mixto) ha cuidado que no se confunda su gesto con el boicoteo a las instituciones y ha permanecido en el hemiciclo participando en el acto parlamentario. Pero la cadena de hechos que ha llevado desde la tramitación acelerada y accidentada de los Presupuestos por parte del Gobierno al plante de la oposición en la votación de las enmiendas introducidas en el Senado no deja de proyectar una vez más sobre los ciudadanos una imagen negativa del funcionamiento del Parlamento.

El ministro de Economía, Rodrigo Rato, ha intentado descalificar a la oposición acusándola de 'confundir las cuestiones formales con las cuestiones de fondo'. Aparte de que en una democracia la forma es parte del fondo de las cuestiones, el recurso a la Ley de Acompañamiento como modo de colar de tapadillo cambios legislativos importantes, y la treta de la presentación de enmiendas de última hora, ha condicionado la esencia de los presupuestos. La sensibilidad del ministro Montoro, protagonista directo de este fraude de ley, es muy parecida a la de una oruga.

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La enmienda introducida en el Senado, vinculando el sistema de financiación autonómica con el traspaso efectivo de la sanidad, no es precisamente una cuestión formal. Rasgarse las vestiduras porque la oposición la valore como un chantaje que ha colmado el vaso de su enfado no deja de constituir un ejercicio de cinismo por parte del Gobierno. Esa enmienda deja zanjada sin apenas debate la importante cuestión de la dotación presupuestaria que la mayoría de las diez autonomías que deben asumir esa competencia a partir del próximo 1 de enero considera infravalorada.

En todo caso, el recurso al procedimiento fácil de la enmienda a última hora no sólo ha sido denunciado por la oposición. CiU, un aliado del Gobierno en la aprobación de los Presupuestos, ha criticado lo que considera un 'show televisivo' de la oposición, pero también criticó el proceder del Gobierno, al considerar que las enmiendas del Senado habrían requerido 'un debate más sosegado' y no la tramitación precipitada a la que las sometió la mayoría absoluta del PP en la Cámara alta. El Gobierno tampoco debería sacar pecho porque algunas autonomías regidas por los socialistas hayan aceptado el nuevo sistema de financiación autonómica y el traspaso de la sanidad. En el dilema impuesto por el Gobierno, los presidentes de esas autonomías han debido considerar que no entrar en el nuevo sistema suponía quedarse a la intemperie, única alternativa que les quedaba.

El PP ganó las elecciones bajo la idea fuerza de la regeneración democrática y la potenciación del Parlamento. Su práctica política es todo lo contrario.

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