Edward Burns vuelve a la carga con más neurosis neoyorquinas

A Edward Burns le interesan los problemas de pareja, no hay duda. Han sido el tema de sus películas Los hermanos McMullen, Ella es única, No mires atrás y Las aceras de Nueva York, que se estrena hoy en España. Y las parejas, cuanto más disfuncionales, mejor. Burns ha encontrado además un sistema que en su tiempo ya adoptara John Cassavettes para financiar sus experimentos cinematográficos neoyorquinos: alternar sus obras de autor con papeles de actor en grandes producciones de Hollywood.

'Mi idea era hacer una película sobre las cosas divertidas y trágicas que pasan entre hombres y mujeres cuando tratan de relacionarse. Tomé muchos elementos de historias que fui oyendo a lo largo de tres años, el tiempo que tardé en escribir el guión. La mayoría de las personas que conozco viven relaciones disfuncionales. Ésta no es una comedia romántica tradicional, se acerca más a la realidad'.

Incluso en su tedio. Los personajes de Burns, seis neoyorquinos interrelacionados por la casualidad y el sexo, hablan y hablan de su búsqueda de compañía. 'El personaje de Stanley Tucci nació de una conversación que tuve con alguien que conocí en una cena y que intentaba explicarme por qué engañaba a su mujer tomando la excusa de una relación 'a la europea', él, que nunca había salido de Nueva York. A partir de ahí creé esos personajes y traté de darles un toque cómico'.