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GUERRA CONTRA EL TERRORISMO

La euforia deja paso al realismo en las relaciones Washington-Moscú

El secretario de Estado norteamericano comienza en Moscú su primera visita a Rusia

Pilar Bonet

El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, comenzó ayer en Moscú su primera visita de trabajo a Rusia en calidad de jefe de la diplomacia estadounidense. El alto funcionario llega en un momento en el que la euforia inicial en torno a la buena cooperación contra el terrorismo deja paso a una actitud más realista, en la que se perciben los límites y dificultades en las relaciones entre Moscú y Washington.

A su llegada a la capital rusa tras una gira por Asia Central, Powell depositó un ramo de flores en el lugar donde siete personas resultaron muertas y más de cien heridas a causa de una explosión en agosto del año 2000.

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Powell había estado antes en Uzbekistán y Kazajistán, dos de las antiguas repúblicas ex soviéticas que han ofrecido ayuda a Estados Unidos. En Uzbekistán, EE UU ha emplazado 1.500 soldados para llevar a cabo misiones de rescate en Afganistán. Esta cooperación ha estrechado las relaciones de Washington con el régimen autoritario de Tashkent, al que los norteamericanos han prometido una ayuda de 100 millones de dólares (unos 2.000 millones de pesetas) a cambio de mejoras económicas y sociales. Los grupos de defensa de los derechos humanos denuncian la existencia de más de 7.000 prisioneros políticos en Uzbekistán. El Parlamento uzbeko planteó la semana pasada prolongar por dos años más el mandato de cinco del presidente Islam Karímov.

En Kazajistán, país sin fronteras con Afganistán, Powell evidenció que el pensamiento geoestratégico norteamericano sigue apostando por la diversificación de las rutas petroleras desde Asia Central a través de terceros países amigos (Turquía), con el fin de crear una alternativa a las rutas a través de Rusia y evitar el paso a través de Irán.

Powell dijo en Astaná, capital de Kazajistán, que el petróleo de este país es de 'importancia fundamental' para las demandas energéticas occidentales y señaló que EE UU quisiera ver una ruta de exportación desde la república caucásica de Azerbaiyán a Ceyhan, en Turquía. Este oleoducto, que está en planificación, deja al margen a Rusia. Kazajistán acaba de inaugurar un oleoducto que va desde los pozos del Caspio al puerto ruso de Novorossiisk. El presidente kazajo, Nursultán Nazarbáiev, se mostró favorable a la ruta turca, pero señaló que los inversores petroleros prefieren una ruta vía Irán.

Nazarbáiev, que apoya el esfuerzo del presidente ruso, Vladímir Putin, por mantener el tratado soviético-norteamericano contra misiles estratégicos de 1972 (ABM), echó una mano a su colega y señaló que la política de 'marginación de Rusia de los procesos de decisión de los problemas mundiales' es 'incorrecta y sin perspectivas'. El líder kazajo se manifestó a favor del ingreso de Rusia en la OTAN justamente cuando las relaciones entre Moscú y la Alianza Atlántica se han atascado en los detalles sobre la cooperación para el futuro. 'Es imposible parar a un elefante agarrándolo de la pata trasera', dijo Nazarbáiev refiriendose al ingreso de Rusia en la OTAN.

La diversidad de posiciones de los ministros de Exteriores de la OTAN, que se reunieron con su colega ruso la semana pasada en Bruselas, ha frenado el desarrollo del plan del jefe del Gobierno británico, Tony Blair, para integrar a Rusia en el mecanismo de decisión de la OTAN en un número limitado de temas y para sustituir por una entidad más actual el Consejo OTAN-Rusia, creado en 1997. En la OTAN, los matices sobre el grado de cooperación posible con Rusia van desde las reticencias norteamericanas al papel de abanderado de Tony Blair, pasando por actitudes aparentemente positivas de Francia y de Alemania. En su reciente viaje a Grecia, Putin ha quitado importancia al tema de la relación de Rusia con la OTAN, y ayer en Hannover, tras su reunión con el canciller federal alemán, Gerhard Schröder, el dirigente ruso se negó a seguir extendiéndose sobre esta cuestión, que, sin embargo, fue -junto con los suministros energéticos desde Rusia-, una de las que trató con Schröder.

Putin ha reiterado que quiere participar en las decisiones importantes de Occidente y que aspira a un cambio cualitativo del vínculo con la alianza atlántica. Aparentemente, el tema exige un mayor esfuerzo y será uno de los que el presidente trate hoy con Powell, y con gran certeza, uno de los puntos centrales de la próxima cita entre Putin y Blair.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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