Los radicales atacan la casa de un policía francés y una sede socialista
Octavo ataque en 2001 contra la Gendarmería
Los grupos de violencia callejera volvieron ayer a la carga, en este caso a ambos lados de la frontera. Los jóvenes del entorno de ETA lanzaron una decena de cócteles mólotov contra la casa del pueblo del PSE-EE en Durango (Vizcaya), quemaron un concesionario de la marca francesa Peugeot y, ya en territorio francés, lanzaron bombas incendiarias contra la casa de un gendarme en San Juan de Luz. Este último ataque, el octavo contra agentes franceses este año, incrementa la presión de los violentos contra la Gendarmería.
Los ataques de los radicales han crecido en intensidad durante los últimos dos días, en los que se han registrado una decena de agresiones contra sedes de partidos (PNV y PSE), empresas de todo tipo (desde Telefónica a bancos, pasando por concesionarios de coches) o viviendas de miembros de las fuerzas de seguridad.
Los violentos de la kale borroka, además, han extendido este año sus actos al País Vasco francés, menos acostumbrado que el español a este tipo de incidentes. El lanzamiento de varios cócteles mólotov contra la casa de un gendarme en San Juan de Luz se produce poco después de que tres grupos diferentes de activistas de ETA se enfrentaran a tiros con miembros de dicho cuerpo, principal víctima hasta el momento de la nueva estrategia de la banda en el país vecino, y dejaran a dos de ellos gravemente heridos. El tercer tiroteo acabó con la detención de tres etarras, uno de ellos herido de bala en el brazo.
El ataque de San Juan de Luz fue perpetrada por varios desconocidos sobre las tres de la madrugada. No se produjeron heridos, pero sí daños en la fachada de la casa. Además, dos coches que estaban en las inmediaciones resultaron quemados.
Protección 'insuficiente'
Una hora antes, pero a este lado de la frontera, varios desconocidos arrojaron contra la fachada de la casa del pueblo de Durango (Vizcaya) una decena de cócteles mólotov de los que llegaron a explotar ocho. Como consecuencia de las explosiones, la fachada y la puerta del edificio quedaron dañadas. Este local, protegido tras el último ataque con un blindaje de puertas y paredes, ha sido atacado en cuatro ocasiones en los últimos tres años. La dirección socialista, en concreto el máximo responsable de Organización del PSE-EE, Javier Cruz, y el de Vizcaya, Melchor Gil, se movilizaron para acudir al lugar del sabotaje. Cruz valoró el esfuerzo que está haciendo el Departamento vasco de Interior y la Ertzaintza para contrarrestar la kale borroka, pero subrayó que las medidas son 'insuficientes' para proteger en este caso las sedes socialistas en la comarca del Duranguesado, objetivo insistente de los grupos de violencia callejera de la zona, el último el pasado 21 en el municipio de Zaldibar. 'Unos tenemos una situación realmente difícil para defender nuestros bienes y a nuestros concejales, mientras que otros lo tienen sustancialmente más fácil', explicó Cruz, en clara alusión a los partidos nacionalistas, tras su visita a esta sede acompañado por Gil.
Ambos y el resto de secretarios de organización provinciales del PSE-EE mantendrán el próximo miércoles una reunión en Bilbao con su homólogo federal, José Blanco, para tratar asuntos de seguridad y, sobre todo, la manera de encarar la preparación de los próximos comicios municipales de 2003.
Los sabotajes no acabaron ahí. Minutos antes de las 10 de la noche del sábado, explosionó un artefacto de fabricación casera en el concesionario de la marca francesa Peugeot en Abadiño, localidad pegada a Durango. La oficina del concesionario quedó completamente quemada, pero los vehículos de la exposición apenas sufrieron desperfectos. Finalmente, la subcomisaría de la Ertzaintza en Plentzia fue apedreada en un incidente que el propio Departamento de Interior desvinculó de los habituales ataques de los radicales contra la policía vasca.
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