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Partidarios y rivales de Chávez se pelean en las calles

Clima de creciente tensión ante el paro convocado para hoy en Venezuela

Juan Jesús Aznárez

Las huestes de Hugo Chávez, proclamando que las calles son del pueblo y no de la burguesía, esperaban a las huestes de la oposición cerca del Palacio de Gobierno en Caracas para romperles la crisma. La policía impidió su enfrentamiento. 'No pasaron, no pasaron', celebró el oficialismo bronco al anochecer del viernes. Desafiado el presidente, las encuestas certifican un declive en su popularidad.

Chávez, con una cota inferior del 50%, conoce los índices más bajos de apoyo desde su triunfo en las presidenciales de 1998. 'El sol ya le da de espaldas', opinó Saúl Cabrera, de Consultores 21.

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La creciente fractura registrada en este país, desde la entrada en vigor de las políticas promovidas por la revolución bolivariana, hacía temer una batalla campal de varios miles en las inmediaciones de la sede presidencial, tomada por francotiradores y una concentración del gubernamental Movimiento Quinta República (MVR). Chávez agasajaba entonces, en uno de los salones, al político de la izquierda brasileña Lula Da Silva. '¡Si pasan los entrompamos!', '¡Ni un paso atrás!', secundó un escudo de mujeres.

Otras, en el bando contrario, rezaban un rosario protegidas por una estampa de la Virgen de Coromoto. Las pancartas convocaban 'por la paz y contra el comunismo'. '¡Talibanes! ¡Terroristas!'. Jóvenes de clase media, cachas todos, parecían dispuestos a repartir leña, y el jefe de la Casa Militar, general García Carneiro, fue recibido con insultos: '¡Ladrón! ¡ladrón!'. 'Disuélvanse o no respondo', pidió. Las vanguardias de las dos marchas intercambiaron manotazos, pero la policía metropolitana disolvió, sin apenas violencia, a la que pedía la destitución de Chávez, en un clima de tensión ante la convocatoria de huelga para hoy.

La oposición, minoritaria en la Asamblea Nacional y sucesivamente derrotada en las urnas, observa un cambio de humor en el electorado, y se anima a caballo de la publicación de sondeos sobre el declive de Chávez desde un pico de más del 80% en sus mejores tiempos. El oficialismo los desdeña como escasamente representativos o manipulados al incidir, aseguran, sobre una muestra hostil a Chávez, cuyos electores figuran entre el 80% de los venezolanos en la pobreza. 'Parece evidente que ha entrado en una contundente crisis de pérdida de popularidad', señala el informe de Keller y Asociados. El 70% no confía en el presidente y el 47% refrenda la frase 'Chávez se volvió loco'. El 43% pide que le dejen gobernar hasta el año 2007, fin de su mandato. Si mañana hubiera elecciones, señala Datanálisis, volvería a ganarlas, aunque con el 24% de los sufragios. Las últimas las ganó con el 60%. El rechazo a su gestión contra el delito alcanza el 93%, y respecto a la creación de empleo, el 88%.

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El Instituto Venezolano de Análisis de Datos establece que la intención del voto bajó hasta el 44,5%; en enero de 1999, coincidiendo con su investidura, había sido del 91%. Consultores 21 abordan los cargos más frecuentes: el 72% opina que el presidente se contradice frecuentemente; el 69%, que es agresivo; el 63%, que ya no aporta esperanzas; el 56%, que quiere cubanizar Venezuela; el 55% apoyaría la convocatoria de un referendo para destituirlo.

Tremendistas o maniqueos unos y otros, batiéndose en retirada la serenidad en el juicio, cinco ex ministros de Relaciones Exteriores presumieron un autogolpe, el estado de excepción y el gobierno de facto. Desde Santo Domingo, el ex presidente Carlos Andrés Pérez, contra cuya presidencia Chávez lanzó un cuartelazo en 1992, aceptaría la jefatura provisional de Gobierno dando por supuesto el inminente derrocamiento de quien, a tiros, intentó el suyo.

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