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España multiplica gestos conciliadores hacia Marruecos pese a la crisis

El embajador en Rabat insta a Benaissa a reactivar cuanto antes la cooperación

La diplomacia española es inasequible al desaliento. Pese a las duras críticas que el domingo formuló el Ministerio de Asuntos Exteriores de Marruecos contra el Gobierno español, sigue multiplicando los gestos conciliadores. El embajador español en Rabat, Fernando Arias-Salgado, se entrevistó ayer con el jefe de la diplomacia marroquí, Mohamed Benaissa. No lo hizo para protestar, sino para apremiar a Marruecos para que firme cuanto antes algunos programas de cooperación que deben imperativamente arrancar antes de fin de año.

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Abbas el Fassi, el ministro marroquí de Empleo, se lamentó públicamente el 15 de noviembre de que el convenio sobre mano de obra firmado en julio no se pusiese en práctica por culpa de la crisis diplomática. Unos 20.000 aspirantes marroquíes a emigrar iban a resultar perjudicados el año próximo. España, recalcó, debía dejar de confundir 'lo político con lo socio-económico'.

Su queja tuvo eco. El jefe de la diplomacia española, Josep Piqué, envió hace 11 días una carta a su homólogo Benaissa instándole a suscribir varios programas de cooperación antes del 31 de diciembre porque, de no ser así, quedarían sin dotación presupuestaria.

Piqué iba aún más lejos apremiando a Benaissa para que se convoque el mes próximo la comisión mixta encargada de aplicar el acuerdo sobre mano de obra. La embajada española en Rabat propuso a continuación fechas a principios, mediados y finales de diciembre para celebrar tal reunión.

El embajador pidió la semana pasada audiencia a Benaissa. Tuvo que justificar el motivo de su solicitud: reiterar al ministro esta oferta y entregarle de paso el original de la misiva de Piqué.

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En la entrevista mantenida ayer, Benaissa tomó nota del ofrecimiento pero no concretó nada, según señaló un diplomático español. Repitió, eso sí, las conocidas tesis marroquíes de que son un cúmulo de hechos los que propiciaron hace un mes la llamada a consultas de su embajador en Madrid sobre cuyo regreso no dio indicación alguna.

'Un Tinduf bis'

El comunicado marroquí del domingo y unas ulteriores declaraciones del propio Benaissa hacen pensar que no se reincorporará pronto a su puesto. '(...) España se ha convertido en un Tinduf bis', afirmó ante las cámaras de la televisión marroquí aludiendo a la ciudad argelina cerca de la que están instalados los campamentos de refugiados saharauis.

Benaissa denunciaba así la celebración en Sevilla, el pasado fin de semana, de una conferencia de apoyo al pueblo saharaui a la que asistieron, además del Frente Polisario, ONG y parlamentarios de 18 países. Un grupo de marroquíes que intentó exponer en ese foro tesis antiseparatistas, opuestas a la independencia que reclama el Polisario, fue, según él, vejado y expulsado de España.

Los gestos españoles con Marruecos han abarcado también el asunto más sensible para el país vecino: el Sáhara. Desde principios de la semana pasada, el ministro español ha suavizado su lenguaje en todas las intervenciones públicas para acercarlo un poco a las tesis de Rabat, favorables al plan del estadounidense James Baker. La idea de Baker consiste en otorgar una autonomía a la antigua colonia española pero en el marco del Reino de Marruecos. Hasta junio pasado el Consejo de Seguridad de la ONU propugnaba la organización de un referéndum de autodeterminación. Hace cinco meses aceptó, sin embargo, que Baker discuta de su plan con Rabat, Argel y el Polisario pero tampoco descartó la solución del referéndum.

'El referéndum del Sáhara es imposible y hay que buscar una salida para todas las partes', declaraba, no obstante, Piqué, el 19 de noviembre, al diario La Vanguardia, una idea que reiteró en otros medios a lo largo de la semana pasada.

'España reconoce que el referéndum del Sáhara es imposible y apoya el plan Baker', titulaba entusiasmado Al Alam, el diario de los nacionalistas del Istiqlal. Más desconfiado, Le Matin du Sahara, un rotativo considerado cercano al palacio real, se preguntaba 'si hay que interpretar la actitud del ministro, que zanja con la posición tradicional de España, como un acto de buena voluntad'. 'Un comunicado de su ministerio hubiese sido más convincente sobre la auténtica disposición de España de revisar su posición sobre la cuestión del Sáhara', concluía.

Hasta ahora la diplomacia española se alineaba totalmente con el Consejo de Seguridad. Los pronunciamientos de Piqué hacen pensar que se está produciendo una inflexión de su postura aunque otros textos, como la respuesta dada por el Gobierno, el jueves, a una pregunta de la diputada socialista Clemencia Torrado, transmiten la impresión de que no ha variado un ápice.

IU apoya al Gobierno

'En estos momentos no tenemos ningún reparo en decir que respaldamos esa actitud firme del Gobierno español'. El que ayer se expresó en estos términos fue Gaspar Llamazares, coordinador general de Izquierda Unida, el más crítico de los adversarios del Ejecutivo. La contudente protesta, el domingo, del ministerio de Asuntos Exteriores de Rabat por las supuestas vejaciones y posterior expulsión de 13 súbditos marroquíes de España, suscitó ayer un rechazo unánime de todas las fuerzas políticas e instituciones. Jesús Caldera, el portavoz parlamentario del PSOE, que hace un mes achacó al Ejecutivo parte de la culpa del deterioro de la relación con Rabat, tachó ayer de 'desproporcionadas' las declaraciones de las autoridades marroquíes. La Junta de Andalucía, por boca de su consejero de Gobernación, el socialista Alfonso Perales, tildó de 'desmedida' la reacción marroquí mientras la presidenta del PP en Andalucía, Teófila Martínez, prefirió describirla como 'desmesurada'. En línea con el comunicado difundido el domingo por la Oficina de Información Diplomática, varios ministros españoles manifestaron ayer su rechazo de la tesis marroquí. 'Quienes busquen el enfretamiento entre España y Marruecos se equivocan, y se encontrarán siempre el rechazo del Gobierno', afirmó el ministro-portavoz, Pío Cabanillas. Aludía así de nuevo a un lobby que en Rabat estaría empeñado en emponzoñar la relación con España.

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