Coordinación efectiva
Las movilizaciones vecinales contra la apertura de un consulado de Marruecos en Almería volverán a repetirse esta semana sin que, aparentemente, las Administraciones implicadas en dar una solución a este conflicto hagan lo más mínimo para concertar una actuación consensuada que ponga fin a este vergonzante asunto.
La imagen de los policías nacionales protegiendo de las iras de unos cuantos a toda una autoridad diplomática marroquí, el cónsul Mohamed El Haiti, debería producir el suficiente sonrojo a todos como para evitar la demagogia y resolver, definitivamente, una cuestión que amenaza con pudrirse y provocar, incluso, mayores problemas aún de convivencia.
La fácil salida de la presidenta del PP, Teófila Martínez, culpando de todo ello a la Junta de Andalucía y a su presidente, Manuel Chaves, marca, precisamente, la dirección contraria que se debe seguir. Urge, por tanto, que, de una vez por todas, Administración central y autonómica establezcan los mecanismos de interlocución necesarios para fijar una comunicación fluida que desemboque en una coordinación efectiva y leal que redunde en el beneficio de la ciudadanía.
Hasta ahora, en cambio, no ocurre así y puede que todos lleguemos a lamentarlo. Una circunstancia que no sólo se da con el fenómeno de la inmigración sino también con otros temas que atañen directamente a Andalucía. Van a comenzar las negociaciones entre Reino Unido y España sobre el futuro de Gibraltar y no ha habido el más mínimo contacto previo por parte del Gobierno central con la Junta y los ayuntamientos de la comarca a pesar de que son protagonistas de primera fila sobre todo lo que acontezca en torno a la colonia.
Algo similar se puede afirmar de las relaciones España-Marruecos. El alineamiento oficial de la Junta con las posiciones que mantiene el Ejecutivo central -no podía ser de otra manera- no llega a tenerse mínimamente en cuenta, hasta el punto de aprovechar el secretario general del PP, Javier Arenas, la ocasión para acusar a los gobernantes andaluces de ser los que han provocado buena parte de lo que ha sucedido.
Días atrás, el presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, se lamentaba de la falta de un foro adecuado, probablemente en el Senado, en el que las autonomías encuentren un cauce de diálogo permanente entre ellas y con la Administración central. No ocurre así y, tal vez por ello, los andaluces lo estemos pagando ya bien caro. Antes a esto le llamaban confrontación, ahora tendrán que buscar otro término en el que eludir responsabilidades porque parece claro que el concepto de Estado que algunos manejan acaba en las lindes del Palacio de la Moncloa, en Madrid.
A lo mejor, lo que digan las próximas encuestas ayudan en algo a cambiar el rumbo de las cosas. El martes, la CEA dará a conocer su sondeo telefónico anual en el que, según ha trascendido, se mantienen las posiciones del PSOE, crece ligeramente el PP y nada extraordinario sucede en el PA e Izquierda Unida. Pero será la encuesta encargada por el Partido Andalucista, basada en entrevistas personales, la que dará más que hablar al detectarse una subida de los socialistas y un ligero retroceso del PP, mientras que PA e Izquierda Unida se mantienen, aunque lo interesante estará en el capítulo de las valoraciones de los dirigentes, con un secretario general del PA, Antonio Ortega, que no sale bien parado en cuanto a conocimiento por parte de los encuestados. Unos resultados que también atañen negativamente a la presidenta popular Teófila Martínez. Con esos datos en la mano, el alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, acudirá, sin duda, con más ilusión y ganas al congreso constituyente del Partido Socialista de Andalucía, que se celebrará este próximo fin de semana en Granada. Una vez elija esta formación, y con un Pacheco metido de lleno, de nuevo, en la política andaluza, va a sembrar la inquietud en las filas del partido que preside el sevillano Alejandro Rojas-Marcos.
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