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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La terapia del frío

¿Saben algo de la terapia del frío? Les confieso que yo tampoco había oído mencionarla. Pero es un procedimiento que en la Mutua de Terrassa hace años que se conoce y se aplica con éxito.

Estos últimos días he pasado bastantes horas en la Mutua de Terrassa porque han operado a mi padre en este hospital. He constatado que las obras no se detienen; el personal que nos ha tocado muestra una competencia perfecta; todo impecable menos un detalle que, si ustedes quieren, tiene poca importancia: en ciertas habitaciones (de la UVI, por ejemplo) hace frío, un frío polar. Todos sabemos que las temperaturas han bajado súbitamente y que hasta las mejores calefacciones pueden fallar; pero es que la calefacción de la Mutua de Terrassa no se limita a no generar calor, sino que por unas ranuras hechas para que saliera aire caliente inyecta un aire gélido en las habitaciones, hasta el punto de que ha habido que taparlas con papel de periódico.

Para evitar la congelación total de enfermos, acompañantes y personal sanitario, nos trajeron un radiador eléctrico al que se le sale una de las dos ruedas cuando uno lo mueve, y con la ayuda de este aparato y mantas se ha podido resistir el frío. Al tener muchas estufas funcionando en las habitaciones, las dos primeras noches se fue la luz varias veces, lo cual contribuía a la impresión de estar en un hospital de posguerra.

Hace dos años, mi padre también estuvo ingresado en la Mutua de Terrassa, y entonces ya vivimos el mismo espectáculo. Sólo cabe una conclusión: calladamente, en la Mutua de Terrassa aplican una terapia nueva, la terapia del frío: se somete a los enfermos a una temperatura muy baja; los enfermos que la resisten, salen sanos y reforzados; los que no..., ¡mala suerte! No dudo que los responsables de la aplicación de esta terapia revolucionaria se la aplican, preventivamente, a sí mismos, y seguro que habrán instalado sus despachos en cámaras frigoríficas perfectamente aisladas del mundo exterior en el que los ciudadanos -¡pobres ignorantes!- nos helamos de frío.

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