_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Reinserción

'Me llamo Mercedes y quiero contar parte de mi historia y que sepa la sociedad que muchas veces somos víctimas de las circunstancias. Nacida de una madre esquizofrénica que no me pudo dar consejos y mi padre tuvo que meternos a los cinco en la Casa Cuna y en un colegio internos, de donde salí con 13 años, y con 15 conozco al que fue mi marido, con quien me casé a los 16 y a los 17 di a luz a una niña y después a tres más con un marido que me llevaba 10 años de diferencia y sin saber que era alcohólico.

A los pocos años empezó el maltrato físico y sicológico, y por la circunstancia que hacía la convivencia imposible se me metió un niño con 11 años en la droga y mi hija con 16 años hizo una barriga forzada para marcharse de casa pues eso no era una casa, era un infierno, y otro infierno por intentar de mil maneras sacar a mi hijo de su ambiente, pero fue una lucha imposible.

Hasta que un día me di cuenta que el problema de todo era mi marido y solicité la separación y ahí fue donde pudimos respirar un poco. Trabajé de limpiadora y pinche y cuidé enfermos y cobré el paro pero todo lo que no es fijo se acaba y me vi con mis hijos sin tener qué comer. Ese fue el momento en el que busqué la solución que yo pensé que era vender drogas, pues yo veía a gente a mi alrededor que lo hacían y vivían como reyes, y yo pensé que por qué yo no si mis hijos estaban pasando fatigas.

Seis meses duré por la inexperiencia y por no saber lo que eso conlleva. Me cogieron con una condena de cuatro años. Mis dos hijos los tengo en una casa de acogida a cargo de su hermana y mi hijo preso y yo con el pequeño. He demostrado y quiero demostrar que estoy arrepentida y quiero reinsertarme y volver a la sociedad y que la sociedad me admita pues lo estoy demostrando, me he sacado el graduado, un título de habilidades sociales, cocinera, repostera, catering, etcétera, y principalmente mi arrepentimiento está en mi corazón. Salgo ahora en libertad. Mi pregunta es ¿quién le da trabajo a una persona que ha estado presa por delito contra la salud pública pero que ya lo ha pagado y quiere tener una vida normal con sus hijos a su lado?'.

Son unas palabras que transcribo porque reflejan una realidad verdaderamente difícil.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_