El Museo Thyssen-Bornemisza expone 11 retratos psicológicos de Oskar Kokoschka
La serie 'Contextos' reúne las primeras obras del artista en la Viena de Adolf Loos
El Museo Thyssen-Bornemisza, de Madrid (paseo del Prado, 8, www.museothyssen.org), reúne por primera vez un conjunto de 11 retratos del artista austriaco Oskar Kokoschka (1886-1980), las primeras obras que fijaron los personajes de la cultura de la Viena de principios del siglo XX. Estos polémicos retratos psicológicos chocaron con la estética complaciente de la Secession, pero fueron defendidos por el arquitecto Adolf Loos (1870-1933), convertido en protector del artista, y han llegado a convertirse en modelos de la historia del retrato moderno.
La serie Contextos de la colección permanente del Museo Thyssen-Bornemisza, un proyecto de Tomàs Llorens, conservador jefe del museo, presentó ayer una nueva exposición, Kokoschka: Max Schmidt, Adolf Loos y sus amigos, que permanecerá abierta en la primera planta hasta el 17 de febrero. El triple retrato de los hermanos Schmidt, propietarios de una fábrica de muebles en Viena y Budapest, ha provocado la reunión de otros retratos de O. K. (la firma habitual de Oskar Kokoschka) realizados entre 1909 y 1914.
El retrato de Max Schmidt se conserva en la colección del Thyssen, y el de Carl Leo Schmidt fue adquirido en 1998 para la colección Carmen Thyssen-Bornemisza, mientras que el de Hugo Schmidt ha desaparecido desde 1959, tras el recorte del lienzo en tres partes. El experto Johann Winkler, del Archivo Oskar Kokoschka, de Viena, que ayer inauguró la exposición con una conferencia sobre la obra de juventud del pintor, no podrá incorporar esta pieza a su catálogo razonado.
Rostro y manos
La comisaria de la exposición, Paloma Alarcó, conservadora de pintura moderna del museo, explicó ayer la galería de retratos vinculados a los amigos y clientes del arquitecto Adolf Loos, pionero de la arquitectura moderna, autor del ensayo Ornamento y delito, que se convirtió en el protector de un joven Kokoschka, que a los 23 años se opuso a la estética jugendstil de la Secession vienesa con sus retratos psicológicos. 'Eran las imágenes más inquietantes y perturbadoras que jamás se habían visto, por lo que no es de extrañar que causaran un gran revuelo', señala Paloma Alarcó al comentar los retratos que perseguían la personalidad del retratado en lugar del parecido físico, centrados en el rostro y las manos, con unos fondos abstractos.
'Cuando pinto retratos, lo que me preocupa no es fijar en la tela lo externo de un ser humano, el rango o los atributos de su preeminencia espiritual o mundana o su procedencia social', decía el artista -que visitó Madrid en 1975 con motivo de su exposición en la Fundación Juan March- al comentar la búsqueda del retrato como un 'documento visual como suma total de un ser vivo'. Entre los amigos de Loos estaban el escritor Karl Kraus, el poeta Peter Altenberg, el compositor Schönberg, el actor Reinhold y los historiadores Hans y Erika Tietze, cuyo retrato del Museo de Arte Moderno de Nueva York no ha podido incorporarse a la muestra por la situación actual.
El montaje, junto a los retratos de los dos Schmidt, destaca el de Adolf Loos, y en la misma pared se han situado los de la mujer del arquitecto, Bessie Bruce, y otros realizados también en el sanatorio tuberculoso de Suiza, donde fueron pintados en 1909, como Victoire y Joseph de Montesquiou-Fezensac y el Conde Verona. La muestra incluye, además, retratos de Lotte Franzos, Bertha Eckstein-Diener, Herwarth Walden y Anton von Weber, explicados por Paloma Alarcó en el catálogo, que incluye, además, un texto de Winkler y una conferencia de E. H. Gombrich de 1986 sobre Kokoschka y su época.
Babelia
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