_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El fin de una era

El fotoperiodismo entró en crisis en paralelo con el auge de la televisión a finales de la década de los sesenta y principios de los setenta. Atrás quedarían -salvo contadas excepciones- los fotógrafos de primera línea en las grandes contiendas del siglo pasado: las guerras mundiales, la guerra civil española, Vietnam, la Guerra de los Seis Días, Biafra... Crisis que no sólo se redujo al ámbito bélico, sino a otra serie de conflictos sociopolíticos que, a partir de entonces, tuvieron un tratamiento fotográfico muy diferente del que se les había dado hasta esas fechas (Mayo del 68, Primavera de Praga y, en general, los grandes acontecimientos históricos del siglo XX). Obviamente, el directo de la pantalla de televisión o el de la red (más recientemente) incide negativamente en el diferido de la foto impresa en soporte papel. Los semanarios y las publicaciones similares se vieron seriamente tocados por ello. Consecuentemente, las leyes del mercado trastocaron la totalidad de la estructura económica de todo el sistema de producción de imágenes. Numerosas agencias gráficas pronto recurrieron a sus archivos -como alternativa de subsistencia- para realizar exposiciones, libros, pósteres, postales, llegando algunas a crear su propio departamento de televisión.

La libertad de expresión y de movimiento de los fotógrafos pronto pasaría a mejor vida, especialmente a raíz de la Guerra del Golfo Pérsico, cuyas escasas instantáneas estaban intervenidas por los servicios de la armada de Estados Unidos. Un claro exponente del inicio de este declive lo refleja la estadística de la convocatoria del World Press Photo de aquel año: de los 12.000 envíos remitidos por fotógrafos de todo el mundo, fueron escasísimas las instantáneas referentes a estos acontecimientos y, por supuesto, hubo una ausencia total de testimonios de primera línea (tipo Vietnam) a los que aquel fotoperiodismo tenía acostumbrado al lector de imágenes. A ello coadyuvaron las cámaras de vídeo de los aviones intrusos tipo Stealth F-117, cuyos fotogramas posteriormente se transferían a soportes fotográficos convencionales (como se hizo durante el bombardeo de los aliados al centro principal de comunicaciones de Bagdad). Publicaciones en las que tradicionalmente la fotografía de reportaje era determinante, como Life, tuvieron entonces que ilustrar sus páginas con la técnica del refotografiado de pantallas de televisión y, por supuesto, sin recurrir a argumentos dinámicos del frente, sino mostrando el paisaje después de la batalla: soldados posando, rendiciones a las tropas americanas, cuando no hieráticos retratos y autorretratos. Y desde aquí un progresivo proceso involutivo que nos ha llevado, al día de la fecha, a interpretar en el serpenteo intermitente de manchas blancas sobre el fondo negro de la pantalla del televisor un bombardeo sobre Kabul o cualquier otro lugar de Afganistán.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_