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CARTAS AL DIRECTOR
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Circunstancia y causa

Para explicar por qué la filosofía y la ciencia moderna surgieron en Europa y no en las sociedades musulmanas, el analista político William Pfaff (EL PAÍS, 28 de octubre de 2001) mantiene, sin justificación histórica alguna, que la autoridad religiosa y estatal estaban separadas desde el comienzo en el Occidente cristiano. Fundamenta vagamente su tesis en una afortunada e ingeniosa respuesta bíblica ('Dad al César lo que es del César...') a una pregunta capciosa ('¿Es lícito pagar el impuesto al César o no?'), formulada en un contexto muy específico y de muy dudosa relevancia en el largo, complejo, difícil y, tantas veces cruento, proceso de secularización de la sociedad occidental (si hubiese mencionado el derecho romano, entre otras causas, hubiese ido mejor encaminado). A continuación cita a santo Tomás de Aquino como propagador del pensamiento racionalista y natural aristotélico como fuente de verdad independiente de la teología, mas no nos dice lo ajeno e inaceptable que para la escolástica resultó ser que la razón nos permitiese descubrir un mundo muy diferente al establecido por la revelación y conocido a través de la fe. Olvida que, con anterioridad, el cordobés Averroes (fuente directa del monje de Aquino) había formulado una interpretación aún más racionalista y naturalista de Aristóteles, llegando a afirmar la primacía de la razón sobre la fe, lo que, sin embargo, no logró crear en las sociedades musulmanas la base firme para el asentamiento del pensamiento crítico y especulativo, la libre indagación de la naturaleza y el racionamiento lógico y autónomo, condiciones necesarias -aunque no siempre suficientes- para el laicismo.

La ciencia y el pensamiento moderno se originaron fundamentalmente en sociedades cristianas europeas, mas no gracias a posibles ventajas teológicas o éticas para el laicismo de esta religión respecto de las demás. Las causas fueron muy complejas -y, muchas veces, contingentes-, entre las que hay que incluir, por supuesto, la lucha por el control de las ideas entre grupos religiosos y civiles, así como la capacidad de la sociedad occidental de crear ámbitos públicos de librepensadores, protegidos de la autoridad, capaces de alcanzar la masa crítica necesaria para progresar y divulgar sus conocimientos científicos y humanísticos. Mas es una falacia confundir una circunstancia -la religión que profesa la sociedad en la que nace la ciencia moderna- con una causa. Por ello, y si el Occidente cristiano pudo laicizarse, no hay razones intrínsecas al islam por lo que no puedan y deban secularizarse las sociedades musulmanas.

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