Comercio con poca inversión
Las empresas españolas exportan a Marruecos pero no deslocalizan
Haya o no crisis política, como la que desencadenó el sábado Rabat con la llamada a consultas de su embajador en Madrid, la inversión española no se corresponde con unos intercambios que van viento en popa y superan con creces al comercio con Brasil o Argentina.
Con 227.716 millones de pesetas de exportaciones en 2000, Marruecos es el undécimo cliente de España, y la balanza comercial con el vecino arroja un fuerte supéravit (67.232 millones).
Las empresas españolas que han invertido al otro lado del Estrecho no son, si se exceptúa Telefónica, los colosos que han conquistado América Latina. Son sobre todo las pyme que se afincan con cautela en Marruecos.
¿Por qué no cruzan el Estrecho más capitales españoles? 'Porque invertir en Marruecos es complicado y, a veces, muy complicado', respondía José Miguel Zaldo, copresidente del comité empresarial hispano-marroquí, en un artículo publicado en septiembre en el boletín Magreb Negocios.
'Ya se encargan los funcionarios de desanimarles con su lentitud e ineficacia', añadía Zaldo. 'Y, a veces, aun queriendo solucionar los problemas del inversor, no pueden hacerlo por falta de poder'.
Algunas compañías españolas han vivido además experiencias molestas. En julio, por ejemplo, la ANRT, el equivalente marroquí de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, expresó su indignación porque la empresa pública Maroc Télécom transgredía las reglas de la libre competencia perjudicando a Medi Telecom (Telefónica). Antes de hacer pública su queja, la ANRT envió varias cartas al primer ministro, Abderramán Yussufi, que no recibieron respuesta.
'¿Cuál es el factor que bloquea la inversión?', se preguntaba el diario L'Economiste refiriéndose a estos problemas. 'Sin lugar a dudas, la justicia' y el deficiente funcionamiento de los mecanismos de arbitraje.
Si los españoles invierten poco, los demás tampoco se exceden. El ministro de Economía marroquí, Fathallah Ualalu, señaló que los dos últimos años (1999-2000) sólo franceses y portugueses habían rebasado a los españoles.
Convencidos de que su desarrollo pasa por la inversión extranjera, empezando por la española, las autoridades marroquíes han multiplicado estos últimos meses los esfuerzos para atraerlas.
En julio, cuando ya había empezado la tensión con España, Mohamed VI tomó la iniciativa de recibir en Tánger a una amplia delegación de la CEOE para animarles a crear riqueza en Marruecos.
'Mire, Telefónica puede haber tenido problemas', afirma el ministro Ualalu en una entrevista con este periódico, 'pero observo que en agosto fue una vez más el primer inversor extranjero en Marruecos'. 'En términos generales advierto que las empresas españolas que están aquí trabajan a gusto y ganan dinero'.
'Creo', prosigue el ministro, 'que no hay que tener una visión estática del país'. 'Marruecos está reformando su legislación, su justicia, y está también empeñado en hacerlo con la Administración'.
Para agilizar la inversión, resalta, se ha creado una comisión, presidida por Yussufi, encargada de zanjar conflictos que puedan surgir, a veces, entre administraciones. 'Se van a abrir además centros regionales de inversión en los que el empresario extranjero podrá efectuar todos los trámites'.
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