El mundo al revés
En el País Vasco pasan todos los días muchas cosas que carecen de toda lógica y sensatez.
De hecho, en los últimos días, hemos podido asistir a hechos como la solicitud del presidente del PNV para realizar un referéndum sobre ETA, o hechos como la subvención del Gobierno vasco a la organización de los presos terroristas.
Que esto ocurra tiene su gravedad, cualquier persona sensata se daría cuenta de la aberración que supone el que un importante responsable político piense que es necesario votar para ver si una banda terrorista debe seguir amenazando, extorsionando, mutilando y asesinando a sus conciudadanos, como también es del todo anormal que las víctimas de atentados terroristas y sus familias tengan ahora que pagar a sus verdugos gracias al Gobierno de lbarretxe.
Los impuestos que pagamos todos van a ser utilizados para financiar con más de siete millones de pesetas a aquellos que a través de la amenaza y la coacción defienden los intereses de los etarras.
El problema añadido a estos asuntos es que por ser frecuentes nos habituemos a padecerlos.
La única manera de poder luchar contra la falta de libertad, el sectarismo y la exclusión es ser plenamente conscientes todos los días de que lo que ocurre en nuestra tierra no es normal.
Vivimos en el país del mundo al revés.
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