EE UU registra la mayor subida mensual del paro en 21 años por los atentados
La tasa de desempleo pasa del 4,9% al 5,4%, la misma cifra que en diciembre del año 1996
Una semana de continuos datos económicos negativos en EE UU concluyó ayer con el anuncio de que la tasa de paro subió medio punto en octubre, un salto sin precedentes desde mayo de 1980. El desempleo está ahora en el 5,4%, el mismo porcentaje que en diciembre de 1996. El dato negativo, muy superior a lo esperado, refuerza la definida tendencia a la contracción económica al reducir la confianza y debilitar el consumo. George Bush lo definió como 'una no buena noticia para Estados Unidos' y pidió al Senado que apruebe con urgencia su plan de reactivación de la economía.
El sistema productivo de Estados Unidos está perdiendo puestos de trabajo (415.000 sólo en octubre), se mire a donde se mire. Servicios, manufacturas y construcción redujeron sus nóminas en octubre como resultado del frenazo económico inducido por los ataques del 11 de septiembre, que tienen el sector de la seguridad como gran beneficiario.
En septiembre, la tasa de paro se había mantenido en el mismo 4,9% que en agosto, pero los economistas advertían que ello de debía a la no contabilización de la sangría laboral producida a partir del 11 de septiembre. Adelantaban que en octubre el desempleo crecería, pero las esperadas tres décimas se convirtieron en cinco. Para todos está más claro que nunca que las compañías luchan por su supervivencia y han optado por recortar gastos de un modo drástico.
El sector manufacturero es el más duramente afectado. En octubre redujo su nómina en 142.000 empleados. La patronal del sector anunció el jueves que el índice de actividad cayó en octubre hasta el 39,8, el nivel más bajo desde febrero de 1991, en la última recesión. En septiembre había sido del 47 y se esperaba una caída hasta el 44. El nivel 50 marca el umbral entre crecimiento y contracción productiva.
El sector servicios, por su parte, perdió más de 241.000 empleos, muy cargado por pérdidas en la hostelería y el turismo, directamente perjudicados por el 11 de septiembre, que en octubre recortó 42.000 empleos en la aviación comercial. No se conocía un recorte tan dramático desde la huelga de AT y T de agosto de 1983.
Menos consumo
El paro reduce el consumo, del que dependen las dos terceras partes del producto interior bruto (PIB) nacional. El Departamento de Comercio constató en septiembre una caída del 1,8% del consumo, idéntica a la de enero del año 1987, la mayor desde mayo de 1960.
Todos los datos son sombríos. El pasado miércoles se confirmó que la economía creció un 0,4% negativo en el tercer trimestre y el martes se supo que la confianza del consumidor en la marcha de la economía no había sido tan baja desde hace casi ocho años.
Los analistas predicen que las tendencias negativas van a seguir en los meses venideros y que en el ejercicio 2002 la tasa de desempleo superará el 6%. Alguien recordó ayer agoreramente que a principios de los años ochenta el paro superó el 10% de la población activa. La cuestión es saber cuánto durará y cómo de profunda será la contracción. Ahora todos los ojos están vueltos hacia la Reserva Federal y el Senado, de los que se esperan nuevas inyecciones de liquidez en el sistema.
La Reserva Federal, que ha bajado nueve veces este año el tipo de interés básico, hasta situarlo en el 2,5%, debe decidir el martes sobre un nuevo recorte. Los economistas aventuran que la gravedad de los datos debería producir un recorte de medio punto del precio el dinero, que ahora está en el 2,5%. Pero también se preguntan si eso puede ser efectivo en un sistema que está bajo mínimos y no da muestra de reaccionar. De hecho, la construcción, uno de los sectores que más deberían beneficiarse del dinero barato, perdió actividad y empleo en octubre.
El paquete de estímulos económicos que discute el Senado a iniciativa de la Casa Blanca contempla no menos de 75.000 millones de dólares de ayudas de emergencia volcadas en los recortes de impuestos para particulares y empresas, con entrega de cheques de entre 300 y 600 dólares (entre 60.000 y 120.000 pesetas) a ciudadanos que no los recibieron en el mes de julio por no hacerse acreedores a ellos debido a su nivel suficiente de renta.
La idea que mueve las propuestas es que las exenciones fiscales a las empresas alentarán la inversión y, con ella, el empleo. Los cheques a las economías domésticas menos favorecidas irán al consumo. También hay subvenciones adicionales para los parados.
Los mercados bursátiles reaccionaron con indiferencia, acostumbrados ya al rosario de malas noticias. A primera hora de la mañana, Wall Street marcaba pérdidas, pero al cabo de un par de horas los índices subían ligeramente. El índice Dow Jones, en torno al 0,50%, y el Nasdaq caía el 0,03%.
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