La Universidad de Alcalá construirá 100 viviendas más para estudiantes

La ciudad residencial del campus externo de la Universidad de Alcalá, situado entre la ciudad complutense y Meco, tendrá el doble de habitantes en 2004. Pasará de 650 a 1.200 vecinos, con la construcción de 100 nuevas viviendas en sendas parcelas situadas junto a las 144 viviendas actuales. El presupuesto ronda los 1.700 millones de pesetas (10.217.210 euros) y la Comunidad de Madrid aportará 300 millones de pesetas (1.803.036 euros) a fondo perdido. También pagará el 40% de las cuotas del préstamo que pedirá la universidad para acometer las obras. La institución de enseñanza superior espera cubrir el resto, con la explotación de éstas, según el vicerrector de Infraestructuras, Manuel Mazo.

Las viviendas actuales son casas preparadas para ser compartidas por entre tres y ocho personas y hay 29 unifamiliares pensadas, sobre todo, para profesores. Las 100 nuevas serán todas para alumnos, y en vez de casas serán minibloques de tres pisos. En cada uno de los pisos vivirán dos estudiantes. Y ya no habrá habitaciones compartidas, porque la experiencia les ha demostrado que los estudiantes no gustan de compartir sus sueños y lugar de estudio, según Mazo.

'Este centenar de viviendas ya estaban previstas cuando se planificó la ciudad residencial, pero en ese momento no se hicieron porque no había previsión de demanda; ahora, sí', explicó Mazo. El índice de ocupación de la ciudad universitaria es del 82%, y el 32% de los residentes son extranjeros, en su mayoría estudiantes de español.

El vicerrector confía en que las obras comiencen durante la primavera de 2002 y no se demoren más de dos años. Los precios serán similares a los de las actuales viviendas, 46.800 pesetas de alquiler por habitación individual. Es más de lo que se paga por una habitación en el casco urbano, pero el alquiler del campus incluye la limpieza, mantenimiento, luz, agua y gas.

Mazo anunció que se reforzarían los puntos de encuentro de los residentes con salas multiuso de cine y reuniones y más librerías. La queja más repetida por los residentes del campus es la poca 'vida' que ofrece la ciudad universitaria.