Pimentel sitúa su segunda novela en el territorio imaginario de Monteluz

Manuel Pimentel (Sevilla, 1961), ex ministro de Trabajo, lleva a cabo en su segunda novela, Monteluz (Planeta), una parábola a favor de la igualdad, la cultura y el entendimiento. Monteluz es un territorio imaginario de la costa mediterránea, entre Murcia y Alicante, ciudad que le sirve al escritor para desarrollar una novela en la que aborda la globalización, el envejecimiento de la población, la integración de los inmigrantes, el choque cultural o diversos movimientos sociales. 'Es un libro a favor del entendimiento', declaró ayer su autor, 'pero con los pies en el suelo, con la constancia de saber que vivimos en un mundo en conflicto pero en el que puede haber fórmulas para llegar a una buena convivencia'.

En Monteluz se mezclan ambiciosos empresarios e intolerantes ciudadanos que queman bibliotecas con amplios retratos sobre las pasiones humanas que estremecen a un pueblo en crecimiento; pero el libro es 'un canto a la libertad y al amor a la literatura', asegura Pimentel.

Autores universales

La acción de la novela se desarrolla en 16 días, un tiempo que se divide en otros tantos capítulos, que se abren con un dibujo del artista cordobés Desiderio Delgado. En todos ellos, el pintor hace referencia a los autores de grandes obras de la literatura universal: Dante, Homero, Cervantes, Shakespeare, Kafka, García Márquez, o Conrad, entre otros. Al mismo tiempo, cada capítulo y cada dibujo abren los temas tratados por el escritor: globalización, antiglobalización, inmigrantes, pobreza, fundamentalismos, especulación, organizaciones no gubernamentales, etcétera.

'La literatura sirve para cambiar el mundo y las conciencias. Es uno de los instrumentos más poderosos, porque el mundo somos las personas y somos las ideas, y las ideas se modulan de muchas formas: unas con la experiencia, pero otras con la reflexión y la lectura', asegura Pimentel, cuya primera novela fue Peña Laja.