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Miles de personas se manifiestan en Gante contra los bombardeos

Gante parecía ayer una ciudad fantasma. Las tiendas estaban cerradas a cal y canto, también los restaurantes y los bares. Los colegios optaron por declarar día festivo debido a que un importante número de calles del centro estuvieron cortadas al tráfico y los autobuses funcionaron bajo mínimos. El miedo a los incidentes de Génova hizo que los ciudadanos tomaran todas las precauciones posibles para evitar problemas mayores ante los más de 10.000 manifestantes que tomaron las calles para lanzar su protesta contra la guerra en Afganistán y la los efectos de la globalización económica.

Anarquistas, trotskistas, comunistas, socialistas, ecologistas, sindicalistas y pacifistas, todos aprovecharon la celebración de la cumbre de jefes de Estados y de Gobierno para protestar pacíficamente contra el sistema global. La Confederación Europea de Sindicatos logró convocar más de 7.000 personas, que se sumaron a lo largo de la tarde 2.000 jóvenes universitarios y otros tantos de ONG. Los eventos del 11 de septiembre hicieron cambiar a los organizadores los mensajes previstos contra la globalización económica y sus perjuicios para hacerlos más pacifistas y en contra de la intervención militar en Afganistan.

'Si no queremos guerra, si no queremos terrorismo hay que terminar con la globalización porque hace mucho daño social y económico', decía uno de los organizadores del evento, conocido como 019. La tasa Tobin volvió estar presente en el clamor de los manifestantes y al menos un centenar se rapó la cabeza como señal de reivindicación. 'Por muchas cartas que les enviemos no nos hacen caso y ni siquiera las leen, así que la última alternativa es movilizarnos para que nos presten atención y nos escuchen', explicaba un joven manifestante flamenco. Y junto a ellos, más de 3.000 policías, que se mantuvieron al margen para evitar enfrentamientos. Al cierre de esta edición no se habían registrado incidentes entre las fuerzas del orden y los manifestantes, salvo algunas detenciones de individuos potencialmente peligrosos antes de que actuaran. Todo estaba pactado.

La 'impermeabilidad' fue el principio utilizado por la presidencia belga para garantizar la seguridad de los jefes de Estado y de Gobierno durante la celebración de la Cumbre, ante la eventualidad de que pudiera producirse algún altercado. Hasta tal punto que dos cazas F-16 del Ejército del aire belga surcaban los cielos de la ciudad junto a 4 helicópteros.

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