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Maragall se ofrece a presidir un Gobierno de izquierdas abierto a CiU

El líder socialista protagoniza un intenso debate

Francesc Valls

El líder de los socialistas catalanes, Pasqual Maragall, logró ayer convertir la moción de censura en el debate de mayor calado político que ha tenido el Parlamento catalán en los últimos años. Maragall tuvo la habilidad de abrir juego a todas las fuerzas políticas, incluido el PP, y mostró su faceta más conciliadora, sin querer romper amarras con nadie. Y para contentar a la izquierda -y especialmente a Esquerra Republicana- propugnó la creación de un Gobierno de progreso abierto, incluso, a los nacionalistas de Jordi Pujol.

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El de ayer fue el primer gran acto parlamentario del pospujolismo. En el segundo día de debate de la moción de censura contra el Gobierno de Jordi Pujol, Maragall trató al PP con una deferencia que no acostumbran a dispensarle ni sus socios parlamentarios de CiU. La mañana no había comenzado muy bien para el dirigente socialista: con algo de afonía y con la inesperadamente larga intervención del conseller en cap, Artur Mas. El delfín de Pujol ejerció con pulcritud y correción parlamentaria su detallada crítica a la moción. Pero Maragall no estaba por la labor y la estrategia que había diseñado el Gobierno catalán quedó rota en cuanto el líder socialista dio por terminado el cara a cara con el delfín de Pujol para dar paso a la discusión con los grupos parlamentarios.

Por la tarde, el tono del candidato Maragall se fue relajando y, poco a poco, fue tomando dimensión de hombre de concordia que aspira a gobernar. En todas las intervenciones trató de resaltar un perfil de futuro presidente, capaz de aunar todas las sensibilidades presentes en la Cámara y de mostrar un conocimiento tan exhaustivo de cada rincón de Cataluña como el del propio Pujol.

Con Iniciativa-Verds, el líder socialista tenía la partida ganada de antemano, pues ya habían anunciado que votarían favorablemente. El portavoz de IC-Verds, Rafael Ribó, anunció el sí de su grupo a la moción después de que Maragall se comprometiera a convocar elecciones en el improbable caso de que triunfara la censura. El dirigente ecosocialista reprochó a Maragall que hubiera preparado la moción sin contar con el resto de la oposición y emplazó a la izquierda a preparar conjuntamente la alternativa a CiU.

La faena más difícil de la tarde la tenía Maragall con Esquerra Republicana. El secretario general de ERC, Josep Lluís Carod, se mantuvo en la equidistancia entre PSC y CiU, a pesar de la fuerte presión de Maragall para que se pronunciara sobre si apoyaría un Gobierno de izquierdas. Con clara voluntad de acercamiento a ERC, Maragall propugnó incluso un Gobierno de centro-izquierda, presidido por él, pero abierto a CiU, en línea con la propuesta de Gobierno nacional destinado a aislar al PP que había formulado el líder de ERC. La diferencia está en que los republicanos no se pronuncian sobre quién debe presidir ese Gobierno. Y ayer tampoco lo hicieron.

La discrepancia entre socialistas y republicanos afloró con la concepción de España. Carod afirmó que, por lo dicho en el hemiciclo, Maragall 'parece más un gran presidente de un Gobierno de la España federal; usted cree en ella, pero la quiere tan diferente que ya no sería España. Nos conformaríamos con que pudiera arreglar la sensibilidad nacionalista del PSOE', concluyó. 'Usted sabe que no habrá una Cataluña libre sin una España diferente', le respondió Maragall. Carod anunció que ERC se abstendría, pero advirtió a CiU que ello no debía ser interpretado como un apoyo al Gobierno de Pujol. Al final de la sesión de ayer el líder socialista tuvo palabras amables incluso para el Partido Popular de Cataluña del que dijo que no iba a poner en duda su catalanidad: 'No creo que haya anticatalanes', como a menudo sostiene Pujol, subrayó un Maragall deseoso de mostrar su vertiente dialogante con todos los grupos de la Cámara.

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