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Entrevista:ARTURO RUIZ | DIPLOMADO EN MAGISTERIO Y GERENTE DE EMPRESA | APUNTES

'El arranque de una empresa no es fácil'

El Gabinete de Iniciativas para el Empleo de la Universidad de Alicante (Gipe) tiene en Arturo Ruiz, de 27 años y diplomado en Magisterio de Educación Física, una prueba fehaciente de que el propósito con el que este órgano asesor fue concebido comienza a dar sus primeros frutos. Arturo se ha convertido en el primer joven que abandona el vivero de empresas de la institución académica -entidad que desde 1999 asesora a los recién salidos universitarios para fundar su primera empresa- con unas perspectivas de futuro inmejorables.

Pregunta. ¿Cuándo se inició su aventura empresarial?

Respuesta. Hace tres años. Establecí mi residencia en Suiza, donde desarrollaba mi carrera como jugador profesional de bádminton. Fue aquí donde varias firmas de material deportivo me ofrecieron la posibilidad de distribuir en exclusiva marcas que no se comercializaban en el mercado español.

P. ¿Por qué te escogieron a ti?

R. Son conscientes de que yo, como campeón de España en dobles, conozco este campo y, al mismo tiempo, les sirvo como modelo publicitario para las personas que practican este deporte. Además, me especialicé en gestión deportiva.

P. ¿Te lanzaste de lleno en este proyecto?

R. Me pareció una excelente idea. Y es aquí donde aparece el Gipe. Isidro [Fuentes] y yo presentamos un proyecto de viabilidad, que fue apoyado por el gabinete. Nació entonces Arisport Servicios Deportivos, SL.

P. Y a rodar.

R. No, el arranque de una empresa no es fácil, en mi caso sobre todo por la cuestión económica. Pese a que utilizábamos los medios del Gipe, los gastos iniciales resultaban muy elevados.

P. ¿El capital social de constitución fue muy alto?

R. Comenzamos con el mínimo. El escollo surgió porque a los proveedores hay que abonarles el dinero al contado antes de saber si la respuesta de los compradores va a ser buena. Era una apuesta arriesgada, pero nos lanzamos.

P. ¿Cuánto tiempo duró esa inseguridad?

R. Fueron casi tres años de incertidumbre. El negocio explotó el pasado enero; pasamos de facturar 200.000 pesetas al mes a un millón.

P. Y, por fin, ¿respiraste?

R. La comidas de cabeza continuaron. El contrato con el Gipe finalizaba en diciembre de 2000 y teníamos que buscarnos nuevas instalaciones. Además, mi amigo decidió no continuar; así que tenía dos opciones: comprar su parte o permitir la entrada de otros socios. Al final, decidí que lo idóneo era continuar solo en el proyecto.

P. ¿El interés de otras mercantiles por participar en tu empresa acredita la viabilidad de tu proyecto?

R. Efectivamente, el hecho de contar con la exclusividad en la distribución nacional de marcas especializadas en bádminton, squash y tenis resultaba goloso para muchas empresas. Pero me arriesgué.

P. ¿Cuál es tu principal preocupación en este momento?

R. Estabilizar la empresa, para luego hacer una incursión en el terreno del pádel, un deporte en clara proyección y que aquí todavía no está muy explotado.

P. Los problemas, entonces, ¿ya han desaparecido?

R. Tanto como desaparecer, no. En ocasiones, los compradores desconfían de mi juventud, sobre todo, aquéllos del mundo del tenis o del squash, ámbitos en los que soy un desconocido.

P. Tu proyecto más inmediato.

R. La firma de un contrato con la cadena de tiendas de artículos deportivos Match. Con este acuerdo me aseguro la exclusividad de la distribución en España de una de las marcas más solventes en bádminton, Ashaway.

P. ¿Crees reunir las condiciones idóneas para que tu empresa tenga el futuro asegurado?

R. Eso creo, por eso estoy muy ilusionado. No obstante, el tiempo me dará la respuesta.

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