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Reportaje:AMÉRICA LATINA

Nuevas salidas para el Mercosur

Brasil y Argentina lucharán contra el terrorismo, pero siguen discrepando sobre economía

Mercosur sigue existiendo, a pesar de que el principal motivo de su crisis, la asimetría cambiaria entre Argentina y Brasil, continúa vigente. Los presidentes, ministros de Economía y de Exteriores de los dos principales socios de la segunda mayor unión aduanera del mundo, se encontraron el lunes y martes pasados en Sao Paulo y resolvieron crear un mecanismo de salvaguarda (aranceles o cupos) contra ciertas importaciones brasileñas que están dañando la producción argentina, para compensar la constante devaluación del real frente a la paridad fija del peso con el dólar.

La enésima crisis del bloque (integrado también por Paraguay y Uruguay) se desencadenó por la depreciación del 12% del real después de los atentados en Estados Unidos del 11 de septiembre pasado. No era la primera vez que la pérdida de valor de la moneda brasileña causaba roces entre los socios. Se viene repitiendo desde que el gigante suramericano optó en enero de 1999 por un tipo de cambio libre, y el real se devaluó de inmediato el 30%. Argentina mantuvo el tipo de cambio fijo, sagrado después de aniquilar la hiperinflación en 1991, e intentó imponer salvaguardas a Brasil, que las rechazó tajantemente. El dólar se ha apreciado un 130% frente al real desde 1999, lo que supone un 45% en términos reales porque la depreciación brasileña impactó levemente en la inflación.

La declaración de los ministros de ambos países en Sao Paulo, aclara que cada socio mantendrá su régimen cambiario

La nueva caída del real inflamó al ministro de Economía argentino, Domingo Cavallo, que pidió un replanteamiento del Mercosur para evitar que sus compatriotas perdieran el 'interés en integrarse'. Estas palabras de Cavallo, conocido por su temperamento enojadizo, abrieron una guerra de declaraciones de los funcionarios de ambos países en los medios de comunicación. La diplomacia optó finalmente por dirimir la controversia en una reunión de ministros. Sorprendentemente, el presidente argentino, Fernando de la Rúa, decidió viajar a Brasilia para entrevistarse con su par brasileño. Ambos reforzaron el Mercosur político al anunciar un combate conjunto al terrorismo y el blanqueo de capitales de ese origen.

La cumbre presidencial despertó expectativas de que también se encontrarían vías de solución para el Mercosur económico. De la Rúa prometió una 'salida imaginativa', pero la reunión de ministros terminó aplicando la misma receta que había sugerido en 1999 el entonces presidente argentino, Carlos Menem: las salvaguardas contra importaciones brasileñas. Ambos gobiernos deberán encontrarse de nuevo dentro de una semana, después de las elecciones lesgislativas de hoy en Argentina, para resolver cómo y en qué sectores se aplicarán estas herramientas.

Los empresarios del país anfitrión, que mantuvieron simultáneamente un encuentro con sus pares argentinos, acusaron a su gobierno de ceder ante una medida proteccionista. La Unión Industrial Argentina (UIA) también criticó el acuerdo porque no compensa a las exportaciones de su país a Brasil ni resuelve el problema del desvío de inversiones hacia el gigante, cuyos costes se redujeron sobre la base de devaluaciones. Los analistas y los gobiernos, sin embargo, reconocen que el país más pequeño no puede imponer un tipo de cambio al más grande. Por eso, la declaración de los ministros en Sao Paolo aclara que cada socio mantendrá su régimen cambiario, aunque también prevé la unificación monetaria en el mediano plazo.

La reunión de ministros ratificó la 'importancia' de las negociaciones en bloque para la apertura de mercados con la Unión Europea, Estados Unidos, el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA, que abarcará a 34 países desde 2005) y la Organización Mundial de Comercio (OMC). Mercosur despejó así las dudas sobre su existencia, aunque una vez más quedó fuera de la declaración final la necesidad de crear instituciones supranacionales para resolver las tan frecuentes controversias.

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