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ESCÁNDALO FINANCIERO

Dos bandos enfrentados por la información privilegiada

Las discrepancias en la cúpula de Comisión Nacional del Mercado de Valores que presidió Juan Fernández Armesto no se limitaron únicamente al caso Gescartera. José Manuel Barberán, ex consejero de la CNMV y militante del PP 'desde hace muchos años', expuso ayer que 'el presidente buscaba la unanimidad y eso creaba muchas frustraciones'.

Por ejemplo, Barberán detalló que ambos soportaron esa 'frustración respecto a lo que se podía perseguir o no en el uso de la información privilegiada'. Según Barberán, él y Armesto mantenían, como recoge la Ley, 'que el que tuviere información privilegiada se abstendrá de operar en el mercado'. Eso, dijo, causó 'una discusión hasta la saciedad' con los servicios jurídicos que dirigía Antonio Alonso Ureba. Éstos defendían que 'era necesario un dolo específico para aprovecharse de esa información'. Cuando le tocó el turno a Felipe Alcaraz, de IU, éste le preguntó si hubo discrepancias 'en torno al tema [Juan] Villalonga', ex presidente de Telefónica.

La CNMV resolvió en octubre de 2000, después de tres meses de pesquisas, cerrar sin sanción un expediente abierto a Villalonga por un caso de supuesto uso de información privilegiada en la compra de 264.244 opciones sobre acciones de Telefónica un mes antes de que se cerrara la alianza con MCI-WorldCom.

La investigación se desarrolló tras una velada sugerencia de José María Aznar y pese a que un expediente abierto por la misma causa dos años antes se había cerrado sin sanción.

Barberán y el presidente, Luis Mardones, intercambiaron pareceres sobre la inconveniencia de hablar de 'casos concretos' y, acto seguido, el ex consejero de la CNMV sugirió a Alcaraz: 'Le puedo contestar en genérico si me dice de asuntos teóricos'. Alcaraz apostilló que, por supuesto, 'genéricamente intentaba situar el papel jugado por Antonio Alonso Ureba', ex secretario de la CNMV y ahora secretario de Telefónica.

Barberán continuó: 'Los servicios jurídicos y parte del consejo mantenían que era necesario que se produjese un beneficio para que existiese la falta y que, además, ese beneficio tenía que venderse'. Para que la complejidad técnica de esta interpretación del uso de la información privilegiada no dejara lugar a dudas, Barberán puso dos ejemplos: 'Si usted compra unas acciones a 100, con una información privilegiada, se produce ya el conocimiento público de esa información privilegiada y las acciones suben a 200 pero usted no las vende, la teoría de estos servicios jurídicos era que ahí no se había producido información privilegiada porque faltaba el beneficio. La teoría de Armesto y la mía era que había tenido un beneficio de la diferencia al precio al que usted lo había comprado'.

El segundo ejemplo expuso lo que ocurre si esa información privilegiada evita perder dinero: 'Usted tiene unas acciones que ha comprado históricamente a 100, llega un momento determinado que en el mercado están a 80 y usted se entera que al día siguiente se va a producir la hecatombe, las vende y en ese momento se produce la hecatombe, no ha obtenido beneficio, ha tenido una pérdida de 20. Perdóneme, para mí usted ha tenido un beneficio de 80'. Alcaraz le preguntó quién, en el consejo, se alineaba con la visión restrictiva de la información privilegiada que tenía el servicio jurídico. Barberán respondió que todos, a excepción de él y Armesto.

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