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Ayudas para la concentración de tierras

La norma pretende la creación de explotaciones agrarias 'competitivas de dimensiones agronómicas idóneas y con modelos de gestión adecuados que garanticen la futura viabilidad'. El departamento agrario promoverá la creación de explotaciones agrarias que tengan una superficie que permita su viabilidad, y que denominará Unidad de Trabajo Agrario (UTA) y en la que trabajará una persona 'dedicada a tiempo completo durante un año a la actividad agraria'. La UTA se determinará para cada zona y cultivo y sus dimensiones variarán para las tierras de secano y las de regadío.

El anteproyecto defiende el fomento de sociedades que agrupen parcelas para el cultivo en común. Para formalizar esta concentración, se deberá mantener la agrupación de tierras al menos 10 años desde la concesión de las ayudas. También se exige que la agrupación, cuyo domicilio social debe estar en la Comunidad, se dedique exclusivamente a la actividad agraria en la explotación y que si ésta adopta forma de sociedad anónima o comandataria por acciones, éstas sean nominativas.

La ley se compromete a proporcionar ayudas para la adecuación de cultivos, maquinaria y renovación de bienes y equipamiento, inversión tecnológica y modernización del riego. También incentivará económicamente las transmisiones de fincas agrarias dirigida a conseguir explotaciones mayores. Finalmente contempla ayudas para financiar la actividad de los profesionales encargados de la gestión de las agrupaciones constituidas. Estas ayudas podrán utilizarse para contratar un titulado de grado medio o superior que gestione la explotación o un jefe de explotación. Estas actividades deberán desarrollarse al menos durante ocho años.

El campo valenciano tiene una excesiva fragmentación parcelaria que acarrea un aumento de los gastos de producción y dificulta el proceso de modernización. Así, por ejemplo, la Encuesta de Estructura de las Explotaciones Agrarias de 1997 del Instituto Nacional de Estadística (INE) indican que el 16,45% de las explotaciones agrarias españolas tienen entre cinco y 10 hectáreas frente al 10,13% de la Comunidad. Una diferencia que aumenta cuanto mayor es la explotación ya que, por citar otro ejemplo, mientras que el 12,4% de explotaciones en España tienen una superficie de entre 10 y 20 hectáreas, en la Comunidad este porcentaje se reduce hasta el 4,7%.

A la parcelación se une la atomización de las explotaciones, ya que en muchos casos las tierras de un mismo propietario están dispersas, y una población agraria envejecida -el 38% de los agricultores valencianos tiene más de 55 años- con hábitos y técnicas de producción poco rentables y en muchos casos difíciles de cambiar. Problemas endémicos frente a los que el sector agrario reclama desde hace años una política agraria que diseñe el futuro del campo valenciano y que modifique su actual escenario.

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