Swissair pierde casi todo su valor en Bolsa y fuerza al Gobierno a intervenir en su ayuda

El Gobierno suizo no tuvo más remedio ayer que salir al rescate de la línea aérea de bandera Swissair tras el escándalo nacional que significó que la compañía tuviese que suspender todos sus vuelos durante los últimos dos días por no poder pagar el combustible y las tasas aeroportuarias. En el primer día de cotización de Swissair en la Bolsa de Zúrich tras dos días de suspensión fue catastrófico. La compañía perdió un 84,17% de su valor solo en la jornada y un 97,49% en lo que va de año. El viernes pasado cada acción de la compañía valía 41,05 francos suizos y ayer cerraron a 6,5. Es decir, en una jornada, el valor bursátil de la compañía cayó de 522 millones de francos (348 millones de euros) a 82,65 millones (55,1 millones de euros).

Todo el mundo se quería desprender de los títulos de Swissair. Ayer se negociaron en Zúrich ocho millones de títulos, casi la mitad de los 19 millones que se habían intercambiado en todo lo que va de año. Las autoridades bursátiles de Zúrich tenían previsto expulsar a Swissair de la Bolsa para que no siguiere arrastrando a todo el mercado, que ayer perdió un 0,79%.

38.000 viajeros en tierra

El ministro de Finanzas suizo, Kaspar Villiger, dijo ayer que el Ejecutivo había intervenido para asegurarse de que Swissair dispusiese inmediatamente de 300 millones de euros, con la condición de que la compañía reanude hoy mismo los vuelos. La aerolínea aseguró poco después que la mayor parte de sus 77 aviones despegarán desde las primeras horas. La crisis de Swissair dejó ayer 38.000 pasajeros en tierra en todo el mundo y la situación amenazaba con convertirse en una catástrofe si se prolongaban las cancelaciones, puesto que se calculaba que había 200.000 billetes emitidos.

La intervención gubernamental se decidió ayer por la tarde, tras una reunión entre representantes del gobierno, de Swissair y de los dos grandes bancos suizos, UBS y Crédit Suisse. Ambas entidades había llegado a un acuerdo el lunes para evitar la quiebra de la aerolínea. Según éste, los bancos adquirían el 70% de Crossair, la filial regional de Swissair, por 173 millones de euros, con la condición de que la filial tomara el control de la gestión de todo el grupo a partir del 28 de octubre próximo. Además, los bancos aceptaban dar un crédito a la matriz de 166 millones y extender la línea de crédito de hasta 250 millones.

El martes pasado, la primera jornada de suspensión de vuelos de Swissair, los bancos decidieron adelantar el pago de los 173 millones por Crossair para que Swissair pudiese seguir operando. Sin embargo, el desembolso no consiguió su objetivo. Ello se debió a que en el acuerdo entre los bancos y Swissair, las entidades exigieron que este dinero no fuese usado para mantener los vuelos, sino para pagar otras actividades, como servicios de intendencia. Lo que hizo el Gobierno suizo ayer fue justamente desbloquear esta cláusula y permitir que Swissair accediese al dinero de los bancos y que pudiese usarlo para sus aviones. La compañía necesita entre 10 y 15 millones de euros diarios para operar.

La situación fue tan caótica, escandalosa y bochornosa para Suiza que el Gobierno no tuvo más remedio que intervenir. La crisis de Swissair ha echado por tierra uno de los símbolos más poderosos del país. Nadie podía creer que la séptima aerolínea de Europa, con 70 años de historia y tantos hitos, como ser la primera del Viejo Continente en contratar azafatas en 1934, estuviese al borde de la quiebra. La última vez que la compañía suspendió sus vuelos fue entre 1939 y 1945 a raíz de la Segunda Guerra Mundial.

Los periódicos suizos acusaron ayer a los bancos de haber dejado en la estacada a la flota de Swissair sin tener en cuenta el daño que le hacían a la imagen del país. También se les acusó de ser 'altaneros' ante la visión del derrumbe de 10.000 empleos y miles de pequeños ahorristas. Marcel Ospel, presidente de UBS, salió al paso de estas acusaciones diciendo que fue la gestión de Swissair la que llevó al borde de la bancarrota y no los bancos. Muchos analistas coinciden en afirmar que la crisis de Swissair comenzó el día en que decidió expanderse invirtiendo en otras compañías como la belga Sabena.