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El Gobierno británico alerta sobre un recorte del gasto público ante la nueva crisis mundial

El Reino Unido acelera su batalla contra la financiación de las redes internacionales del terrorismo. El canciller del Exchequer (ministro del Tesoro) británico, Gordon Brown, afirmó ayer que hasta el momento se han congelado cuentas bancarias con depósitos que suman unos 60 millones de libras (16.000 millones de pesetas) que se sospecha que pueden tener relación con Bin Laden o con otras tramas terroristas en los dos últimos años. Brown hizo este anuncio en su intervención ante el congreso anual del Partido Laborista, en Brighton, dominado por la crisis internacional tras los ataques a Estados Unidos del pasado 11 de septiembre.

El ministro del Tesoro y verdadero hombre fuerte del laborismo en el Gobierno de Tony Blair, hizo un encendido elogio del primer ministro al arrancar su intervención. Aunque profundamente proamericano, Brown representa de alguna manera las esencias de la izquierda en el nuevo laborismo de Tony Blair, frente a la visión a menudo demasiado pragmática del primer ministro.

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Por eso su elogio al papel de Blair en esta crisis tiene un especial significado y contrasta con las críticas que desde posiciones más liberales, tanto dentro como fuera del partido, empiezan a echar en cara el excesivo entreguismo del Gobierno británico ante el belicismo estadounidense.

Brown se alineó con Blair y antepuso el problema terrorista en su esperada alocución ante la convención laborista. Hizo especial hincapié en la lucha para cortar las redes de financiación del terrorismo y aseguró que en el Reino Unido se han congelado ya cuentas corrientes con un saldo de 60 millones de libras.

También destacó que la crisis mundial obligará a ser particularmente cauto con el gasto, lo que obligará a recortar algunas partidas o a subir impuestos o a emitir más deuda pública de lo previsto. La polémica sobre la posibilidad de que el Gobierno recorte el actual marco de libertades civiles para hacer frente a la amenaza terrorista, y en particular el proyecto de implantar de nuevo el documento nacional de identidad obligatorio (DNI), siguió subiendo de tono. Mike O'Brien, secretario de Estado de Interior en el primer Gobierno de Tony Blair, advierte que, si el objetivo de estos días es defender la libertad y la democracia, 'cada vez que nos vemos forzados a minar esos valores estamos dando una victoria al terrorismo'.

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