El Ejército asume la defensa nacional dentro y fuera de EE UU

Los militares van a tomar las riendas de la defensa nacional tanto fuera como dentro de las fronteras de Estados Unidos, en respuesta a los ataques del 11 de septiembre. Varias unidades de los ejércitos de Tierra, Mar y Aire se preparan para hacerse cargo también de la seguridad interior.

La operación ya se ha calificado como la mayor reestructuración de la historia del Pentágono. La seguridad interna no había estado en el radar de las prioridades de EE UU desde la guerra fría. Durante aquellos años, sobre Washington, Nueva York y otras ciudades importantes, permanecía desplegado un anillo de 250 baterías del Ejército con misiles nucleares tipo Nike. Es un secreto si despliegues similares van a ser o no parte de la guerra antiterrorista, como ya ha advertido la Casa Blanca que va a ser toda la estrategia bélica.

Los atentados han tomado relativamente prevenidos a los jefes del Pentágono. A comienzos de septiembre se había finalizado una revisión de la política militar ante las nuevas amenazas, incluida la terrorista, que está recogida en el informe Quadrennial Defense Review. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, tenía previsto presentar ese informe ante el Congreso esta semana, pero a raíz de los ataques ha añadido la creación del Comando Militar de Defensa Interior. Este comando, según fuentes militares, responderá directamente a las órdenes de la Junta de Jefes del Pentágono y coordinará toda las operaciones antiterroristas de la Armada, la Fuerza Aérea, el Ejército y los marines.

Los marines van a tener un papel destacado en la defensa interior. Su nueva brigada antiterrorista será la más grande de ese tipo en todo el aparato militar de EE UU. La compondrán cerca de 1.000 marines entrenados para misiones especiales, con capacidad de respuesta en 24 horas. El cuartel estará ubicado en Camp Le Jeune, en Carolina del Norte, donde ya opera un batallón especial de infantería. El Pentágono ha destinado 21 millones de dólares (unos 4.200 millones de pesetas) a la creación inmediata de esta brigada antiterrorista. Adicionalmente ha solicitado un presupuesto anual para su mantenimiento de 10 millones de dólares. Incluirá tres unidades de élite existentes y entrenadas en misiones de seguridad: Marine Corps Security Force Battalion, que tiene destinados dos batallones antiterroristas en barcos de la armada; Marine Security Guard Battalion, que está encargado de la seguridad en las embajadas de EE UU alrededor del mundo; y la Fuerza de Respuesta a Ataques Químicos o Biológicos, creada en la década de los noventa.

Por su parte, la Marina de Guerra tiene dispuestos cruceros Aegis para la defensa antiaérea de detección simultánea, listos para ser desplegados en el Atlántico y el Pacífico. Y la Fuerza Aérea está estudiando destinar con carácter permanente aviones y personal para complementar las misiones de vigilancia nacional de la Guardia Aérea Nacional, que ha estado patrullando los cielos de Nueva York, Washington, Los Ángeles, Miami y Chicago, entre otras grandes ciudadades, desde los atentados.

La presencia militar ya es evidente en la vida diaria de los norteamericanos, y según las encuestas la inmensa mayoría la aceptan de muy buen grado en estos tiempos de incertidumbre. Están en los aeropuertos, los edificios federales, las centrales nucleares, las fronteras y las costas.