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Reportaje:

Tratar el sexismo en clase

El Instituto de la Mujer repartirá material didáctico en los institutos para la formación igualitaria

Carmen Morán Breña

Apartir de un estudio redactado por ocho expertas de psicología de la Universidad Complutense de Madrid sobre sexismo y prevención de la violencia contra la mujer se ha elaborado un material didáctico que ofrece algunas claves sobre cómo tratar este asunto en los institutos. Este material, una guía y dos vídeos, será enviado por el Instituto de la Mujer a todos los centros de secundaria de España. El programa servirá a los profesores para educar en la igualdad desde cualquier asignatura. Son métodos de trabajo para la formación en valores sobre los que la catedrática María José Díaz-Aguado ofrece algunas explicaciones:

- Derechos humanos. La formación igualitaria y la lucha contra la violencia a las mujeres deben enmarcarse en el aprendizaje de los derechos humanos, con un enfoque universal. Desde esta formación más amplia se atacará con posterioridad la lucha contra el sexismo. 'El alumno debe detectar el problema, saber que cuando se maltrata a una mujer se están vulnerando derechos universales'. De esta forma, explica Díaz-Aguado, el programa es más eficaz entre los alumnos de ambos sexos. Así lo han comprobado, porque lo pusieron en práctica en dos institutos y en otros dos no y apreciaron diferencias.

- Dirigirse a chicos y chicas. Hay que olvidar la tradicional idea de que son las chicas las que deben aprender a defender sus derechos. La formación 'debe dirigirse también a los chicos. Ayudarles a descubrir que la igualdad no supondrá una pérdida para ellos, sino una ganancia'. Deben saber que los valores tradicionalmente femeninos les serán ventajosos y que algunos papeles asociados a los hombres pueden perjudicarles. 'Hay que apelar a un egoísmo inteligente'.

- No basta con la información. Será necesario modificar los currículos escolares. La mujer permanece invisible en los temarios de las distintas asignaturas. No se conoce su trabajo a lo largo de la historia en los distintos campos. Apenas alcanzan a mencionar a la científica Marie Curie.

- Docencia y recursos. Díaz-Aguado cree que el papel de los profesores se minusvalora. 'Ellos son profesionales y si se les ayuda con los medios suficientes sabrán afrontar esta educación en valores. No hay que infravalorar el papel de la escuela. Los niños transmiten a sus padres los valores que aprenden'. La educación en la escuela influye en la familia, y no sólo al revés.

- Profesores referentes. El método de trabajo en el aula es importante. Los alumnos descubren como incorrectas las situaciones de desigualdad, pero han de asimilarlas. 'No se les puede adoctrinar sin más; es necesario poner en marcha un aprendizaje cooperativo, con grupos heterogéneos donde los tradicionales roles se diluyan'. El estudio demuestra además que los estudiantes valoran que el profesor les deje participar en libertad, que 'respete sus opiniones' y les trate 'como adultos'. Los cambios, dice Díaz-Aguado, se producen tomando como referentes a los padres, amigos y profesores. Desde la cercanía y la amistad, y no desde el autoritarismo y el adoctrinamiento, los profesores pueden influir en los alumnos más aún que los padres.

Una enseñanza participativa

Como resultado de un 'minucioso estudio psicológico sobre la transmisión social del sexismo' y sobre la opinión que los alumnos de 14 a 18 años tienen del problema salieron a la luz algunos datos muy reveladores: el 23% de los chicos cree justificado que las mujeres cobren menos que los hombres, 'porque rinden menos', o que sólo deberían trabajar fuera de casa 'si pueden encargarse también de la familia y el hogar'. La encuesta (véase EL PAÍS del 31 de julio) se completó con un programa experimental desarrollado en cuatro institutos, en el que se puso en práctica un método de enseñanza participativa que los alumnos han valorado. Los estudiantes grabaron en vídeo sus opiniones y elaboraron trabajos para combatir el sexismo. La catedrática María José Díaz-Aguado explica que es importante no transmitir odio de género, ni hacia los hombres ni hacia las mujeres. En el programa se demuestra que estas enseñanzas dieron sus frutos entre los alumnos que participaron en el proyecto. Una de las chicas, adoptando un ficticio papel de responsable política, propuso crear el Instituto del Hombre, una organización donde los violentos pudieran pedir ayuda para cambiar sus actitudes. Los alumnos consideran además que este programa, aunque no es suficiente, es un primer paso: 'Te dicen: esto está pasando, ve con cuidado', recuerda Díaz-Aguado que opinó una chica. Entre los estudiantes ha calado además la idea de que la única manera de tratar estos asuntos desde la educación en las aulas es la 'participación en grupos, con charlas y vídeos, no con folletos'.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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