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El desconcierto de los aliados

La OTAN y la UE desconocen su papel en la respuesta que prepara EE UU, pese al apoyo que han mostrado

Carlos Yárnoz

Dirigentes de la UE y de la OTAN han coincidido estos días en expresar su desconcierto porque, tras aprobar solemnemente su disposición a participar en las acciones militares que prepara EE UU, no han recibido ninguna petición concreta de Washington. Algunas fuentes, especialmente en la UE, sospechan que EE UU quiere tener las manos libres porque, como advierte George Bush, no variará sus planes 'para adaptarse a la coalición'. Otras, en la OTAN, sostienen que 'no saben dónde ir, a quién atacar ni qué medios emplear'.

El pasado lunes, en una reunión de embajadores de la OTAN, varios de los asistentes, entre ellos el estadounidense y el propio secretario general de la Alianza, hablaron explícitamente de la conveniencia de prepararse para usar los medios comunes de que dispone la organización, entre ellos los aviones AWACS de alerta y control. Se trataba de activar hasta sus últimos extremos el artículo quinto del Tratado que, además de prever que cada aliado debe acudir con sus medios en defensa de otro atacado, incluye la posibilidad de emplear los medios comunes de defensa.

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El miércoles, los ánimos se habían calmado en la reunión de los ministros de Defensa de la OTAN, a la que asistió el subsecretario del Pentágono, Paul Wolfowitz. No sólo no pidió nada, sino que tampoco aseguró que los ataques procedían 'del exterior', única condición impuesta por la Alianza para activar el artículo quinto hasta el final. Por eso, los reunidos no dieron luz verde para dar ese paso, en contra de todas las previsiones de las horas anteriores.

'Piden esfuerzo financiero e intensificación de los trabajos de las redes de inteligencia, pero ninguna aportación militar concreta', aseguran en la OTAN. Washington nos dice, agregan, que 'hasta que no sepan qué grupos hay detrás, dónde están sus integrantes, se les haga un seguimiento o incluso cuenten con agentes dobles... no sabrán qué hacer exactamente'. Luego, precisan, vendrán seguramente 'los ataques aéreos y las operaciones de comando, pero hasta entonces...'. 'Lo cierto es que hoy la pregunta es cómo habrá que activar el artículo quinto después de haberlo evocado hace dos semanas. Algo se hará, pero nadie sabe cómo', concluyen.

Como dejó claro Wolfowitz, son los propios países, más que la OTAN, los que recibirán o ya han recibido peticiones concretas, como el uso de sus espacios aéreos o bases. Así, Washington tendría las manos más libres, una vez que tanto la OTAN como la UE han puesto condiciones a su participación directa (que el ataque se produjo 'desde el exterior', para la Alianza, y que las represalias tengan 'objetivos definidos', para la UE). El desconcierto en la UE no es menor, una vez que los Quince decidieron el viernes pasado que 'los países miembros de la UE están dispuestos a participar' en la 'legítima' respuesta militar que emprenda Washington.

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En la entrevista de anteayer entre Bush y Guy Verhofstadt, presidente de turno de la UE y primer ministro belga, éste le pidió 'una lista de lo que podría ser la ayuda, la aportación de la UE en las acciones militares, diplomáticas y otras contra el terrorismo', en palabras de Verhofstadt. Recibió la genérica respuesta de que Europa debe luchar contra las redes financieras de los terroristas.

Pero parte de la contestación a este desconcierto europeo, sospechan en Bruselas, puede encontrarse en la frase pronunciada por Bush, tras asegurar que EE UU está dispuesto a mantener en solitario la lucha contra el terrorismo: 'Continuaremos hasta cumplir nuestra misión, y os aseguro que no cambiará para adaptarse a la coalición'.

EE UU tampoco ha aportado datos sobre el origen del ataque o sobre su sospecha de que Osama Bin Laden está implicado.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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