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LA GUERRA DEL SIGLO XXI

Putin garantiza que Rusia suministrará energía a Europa en caso de crisis regional

El comisario Gil Robles abre una tenue esperanza para el fin de la violencia en Chechenia

Pilar Bonet

La tragedia del pasado 11 de septiembre en Estados Unidos está propiciando un nuevo acercamiento entre Rusia y Europa occidental. Así lo evidencian tanto la visita de Estado que Vladímir Putin realiza actualmente a Alemania como otros procesos diplomáticos menos públicos. Los síntomas de una relación más fluida y de mayor confianza entre Rusia y Europa occidental cubren un amplio espectro, desde la cooperación energética a la situación en Chechenia, pasando por la cooperación en materia de seguridad. 'En caso de conflicto regional, Rusia está dispuesta a garantizar suministros adicionales de hidrocarburos' a los europeos, según manifestó ayer el líder ruso en Essen, en la cuenca del Ruhr.

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'Lo digo francamente', señaló Putin, cuya oferta arrancó una ovación en un auditorio formado por empresarios con sólidos intereses en Rusia. Alemania es el primer socio comercial de Moscú en Occidente, el primer inversor extranjero en la economía rusa y el principal abogado de una mayor colaboración energética con Europa.

En el planteamiento del problema checheno, Rusia ha encontrado comprensión en el Gobierno alemán, y especialmente en el canciller federal y el ministro de Exteriores, el verde Joshka Fischer. Schröder ha dicho que hay que hacer una 'valoración diferenciada' del tema. Medios gubernamentales interpretaban sus palabras como un reconocimiento de que 'Putin podía tener algo de razón cuando hablaba de una amenaza terrorista en Chechenia, aunque hasta ahora no se lo habíamos reconocido'.

Putin ha dado a los combatientes chechenos un plazo de 72 horas, que concluye esta noche, para que entreguen las armas. El presidente, que hoy regresa a Moscú, no ha dicho qué piensa hacer en caso de que no sea atendida la exigencia que formuló de manera poco detallada y sin garantías para quienes pudieran aceptarla.

Dada la situación internacional y la mayor aceptación de los argumentos del Kremlin, la causa chechena parece cada vez más aislada en los países occidentales, si se exceptúan sectores vinculados de forma específica con la defensa de los derechos humanos. Sin embargo, no todas las posibilidades para una vía pacífica están cerradas. Una parte de la élite política rusa es consciente de la imposibilidad de resolver el conflicto exclusivamente por la vía de la violencia.

Sobre el telón de fondo del ataque terrorista del 11 de septiembre, cuando los enfrentamientos bélicos se agudizaban en la república caucásica, el comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Álvaro Gil Robles, consiguió algo que parecía imposible durante largo tiempo, a saber, el consentimiento de Rusia para que sus representantes se sienten a la mesa con un amplio elenco de representantes chechenos, incluidos sectores próximos a Aslán Masjádov, en un seminario destinado al estudio de formas para acabar con la violencia.

El seminario, que ha de celebrarse en noviembre bajo los auspicios del Consejo de Europa, no es en absoluto una negociación política para una futura regulación del conflicto, según puntualizó Gil Robles por teléfono. Sin embargo, el foro podría abrir una tenue esperanza de paz en aquella asolada república caucásica.

Gil Robles interpreta de forma positiva que Moscú haya entregado al Consejo de Europa la lista de un centenar de militares procesados por diversos delitos en Chechenia. Antes, el Consejo de Europa había pedido a Moscú que investigara los abusos militares en Chechenia y procesara a los presuntos culpables. Moscú demoró su respuesta durante meses y a mediados de septiembre entregó una lista. Ayer, en Estrasburgo, tres fiscales militares rusos respondieron a preguntas de los parlamentarios europeos, lo que constituye un acto singular, dada la tradicional reticencia de los militares rusos a dar explicaciones ante el sector civil, y mucho menos a extranjeros.

En lo que se refiere a la OTAN, Putin dijo ayer en Berlín que estaba dispuesto a mantener conversaciones sobre un posible ingreso de su país en esta organización. 'Todo depende de lo que se ofrezca. No hay ningún motivo más por parte de Occidente para no mantener estas conversaciones', señaló el presidente. El día anterior, Schröder no excluyó una mayor cooperación de Rusia y la Alianza Atlántica y dejó abierta la pregunta sobre la posibilidad de convertirse en el abanderado de un ingreso de Rusia en la OTAN. Medios gubernamentales alemanes admiten que las nuevas circunstancias creadas por la tragedia del día 11 producirán nuevas formas de cooperación y obligarán a analizar de forma nueva los debates en la política internacional y de seguridad.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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