EE UU limita la entrada de extranjeros y refuerza sus aduanas
Estados Unidos lleva camino de convertirse en una fortaleza. La reacción a los ataques terroristas ha sido defender las fronteras, intensificando los controles de aduanas e imponiendo restricciones migratorias. Estas últimas otorgan poderes especiales a la policía de fronteras para detener indefinidamente a sospechosos y deportar a potenciales cómplices de terroristas y a inmigrantes ilegales, que antes del 11 de septiembre hubieran tenido posibilidades de regularizar su situación.
Algunas de estas nuevas normas ya han entrado en vigor por orden ejecutiva y otras forman parte de un paquete de medidas antiterroristas propuesto ayer al Congreso por el secretario de Justicia, John Ashcroft.
Para los millones de extranjeros que anualmente visitan Estados Unidos con el fin de estudiar, trabajar o hacer turismo va a significar un menor número de visados y una mayor vigilancia de movimientos durante su estancia en el país. La razón, señala Ashcroft, es obvia: los terroristas y casi 200 cómplices que aún están fugitivos burlaron las normas de inmigración camuflándose como estudiantes u hombres de negocios.
El año pasado EE UU concedió 4,2 millones de visados turísticos, 284.000 para estudiar en universidades y otros 210.000 para estudiantes de enseñanaza media, y cientos de miles más a hombres de negocios y personas con contrato laboral temporal. Además de los miles de pasajeros que llegan por vía aérea, diariamente más de un millón de personas, 350.000 vehículos y 30.000 camiones cruzan por los 10.000 kilómetros de frontera de EE UU con Canadá y México.
Las nuevas restricciones migratorias que hace tan sólo un mes hubieran hecho poner el grito en el cielo a las organizaciones de derechos civiles ahora cuentan, según las encuestas, con el respaldo de la mayoría de la población.
El despliegue de seguridad es visible en sitios como El Paso, Tejas, donde los agentes llevan chalecos antibalas y rifles de asalto, y en la frontera con Canadá. Está última había sido hasta ahora un mero trámite, pero se ha convertido en un muro al comprobar que numerosos terroristas han usado ese país como base de operaciones.
La intensificación de la seguridad y las inspecciones de aduana en aeropuertos, puertos y fronteras de tierra ha provocado esperas de hasta 15 horas. En muchos pasos se inspeccionan uno a uno los vehículos con rayos X y aparatos de fribra óptica.
El virtual cierre de fronteras va a afectar de forma inmediata a ocho millones de inmigrantes ilegales cuya regularización ha quedado en suspenso.
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