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'Israel boicotea nuestra colaboración con la CIA'

El general de brigada Amin el Hindi, 60 años, es el jefe de los servicios secretos palestinos. Es un hombre pragmático, no en vano está formado en la Facultad de Económicas de Francfort y en un largo exilio que duró más de tres décadas. El Servicio General de Inteligencia, que dirige con firmeza desde el barrio de Sudania de Gaza, se encuentra, como toda la clase y las instituciones políticas palestinas, en una encrucijada: hacer respetar el alto el fuego pactado con los israelíes sin ahogar la Intifada, haciéndola al mismo tiempo compatible con el apoyo a la coalición antiterrorista internacional.

Todo ello sin perder de vista las amenazas de muerte al presidente Arafat por parte de aquellos que 'no desean la paz'.

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Pregunta. ¿De verdad hay un compló para asesinar a Arafat o son meras fantasías?

Respuesta. Es cierto. Los mismos que no desean la paz quieren asesinar a Arafat. Hay propuestas en este sentido de ministros israelíes que hablan claramente de asesinar a Arafat. El peligro viene de Israel.

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P. Entonces habrá tomado medidas especiales para proteger a Arafat.

R. La protección más eficaz para Arafat es su pueblo. Todos están a su lado. Mientras Arafat está en el interior del territorio palestino, no necesita otra protección. Quien sí necesita protección es el pueblo palestino, sometido continuamente a los ataques de los F-16, de los helicópteros de combate Apache, de los barcos y de la artillería israelí.

P. Y usted ¿no tiene miedo a morir?

R. Todo el que habla en favor de la paz está en peligro de muerte. Sharon no tiene ningún proyecto político, sólo tiene proyectos militares; cree que con ello dará la seguridad a su país. Se equivoca: sólo la paz justa y total garantizará la seguridad a Israel.

P. Pero usted cuenta con el apoyo de la CIA. ¿Esta colaboración es fundamental?

R. La colaboración con la CIA se inició en 1993, cuando se firmaron los Acuerdos de Oslo. Europa y Estados Unidos se comprometieron a ayudarnos a construir todos los órganos e instrumentos de nuestra Administración, incluidos los servicios secretos, para poder, de esta manera, cumplir nuestras obligaciones dentro del proceso de paz. Mantenemos con la CIA relaciones de la misma manera que mantenemos relaciones con otros muchos países del mundo. América nos da apoyo, forma a nuestros agentes y colabora en proyectos mixtos. A pesar de las trabas y obstáculos que plantea Israel.

P. ¿De qué tipo de trabas habla?

R. Israel boicotea continuamente nuestra colaboración con la CIA; intenta convencer a Europa o a Estados Unidos de que suspenda esta colaboración, afirmando que nuestra máxima autoridad es un terrorista. Prohíbe a nuestros agentes desplazarse a Estados Unidos a participar en cursillos de formación, o bloquea la entrada en los territorios de los equipos electrónicos imprescindibles para hacer a fondo nuestro trabajo.

P. ¿Hasta qué punto la red de agentes palestinos al servicio de Israel pone en peligro el Gobierno de Arafat?

R. Durante la ocupación, por razones sociales y económicas, Israel captó a un gran numero de palestinos para obtener información. Hemos reinsertado a estos agentes o semiagentes hasta convertirlos en miembros normales de nuestra sociedad. Ahora, cualquier persona que continúe trabajando con Israel será perseguida.

P. ¿Pero es o no importante la red palestina que trabaja para el Mossad?

R. Fue muy importante. Ahora mucho menos. La falta de información y de agentes a favor de Israel se demuestra en el tipo de bombardeos indiscriminados e imprecisos sobre nuestro territorio, o en los constantes errores que cometen en sus ataques.

P. A pesar de todas estas complicaciones, ¿podrá hacer respetar el alto el fuego pactado con los israelíes?

R. No podemos controlar la calle en un 100%. Esto es imposible. Pero le puedo asegurar que estamos haciendo el 100% de nuestros esfuerzos para mantener el alto el fuego.

P. ¿Y no le preocupa la actitud hostil de los movimientos islámicos?

R. Hay que hacer una diferencia entre el movimiento islámico de dentro y el de fuera. Los movimientos islámicos de dentro se han comprometido a respetar el alto el fuego y las decisiones de Arafat. Lo entienden mucho más que los movimientos islámicos de fuera. No esperamos que estén de acuerdo con todas las decisiones de nuestros líderes, pero sí con las más importantes, incluido el alto el fuego.

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