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Cómo la política de Trump sobre IA beneficiará a las grandes empresas

Una conferencia organizada por el MWC debate sobre los efectos de la era Trump de la inteligencia artificial

MWC IA
Los ponentes de la mesa sobre inteligencia artificial y el mandato de Trump celebrada hoy en el MWC de Barcelona.Massimiliano Minocri

En una de las conferencias del Mobile World Congress de Barcelona de este año, los ponentes se han arremangado para hablar de qué puede ocurrirle a la inteligencia artificial (IA )bajo la presidencia de Donald Trump. Nada más llegar a la Casa Blanca, el presidente tumbó la orden ejecutiva de su predecesor, Joe Biden, sobre IA. También se hizo una foto con Sam Altman, CEO de OpenAI, para anunciar una inversión privada de 500.000 millones de dólares en centros de datos para inteligencia artificial. Casi en paralelo, su vicepresidente JD Vance acudió a París durante la AI Action Summit para exigir un recorte de la regulación europea en este ámbito.

Como en otros sectores, la política de la nueva Administración Trump ha irrumpido como un elefante en una cacharrería en la industria de la inteligencia artificial. Con su habitual actitud agresiva, el presidente ha dejado claro que su país quiere liderar en IA.

“No hay duda de que la Administración Trump está centrada en el dinero y el poder. Y esto beneficiará a las grandes compañías”, apunta Mark Somol, CEO de Hyacinth AI, que vende servicios de IA a las empresas. “Para Estados Unidos, las buenas noticias son que la IA beneficiará a toda empresa que la despliegue. Será fácil de desplegar y esto contribuirá a su expansión en este país. La cuestión es si esto será bueno para el resto del mundo”.

La seguridad de la IA, bajo sospecha

Hasta que Trump llegó al poder, el desarrollo y despliegue de la IA en Estados Unidos tenía un marco de actuación. “Había una orden ejecutiva de la Administración Biden que era muy prescriptiva y muy útil”, comenta Mallory Knodel, directora de la entidad sin ánimo de lucro Social Web Foundation. “Servía de guía para tomar decisiones sobre IA, sobre si desplegarla y cómo hacerlo. Creo que era un texto meditado cuidadosamente”. Y añade que sentaba una base para poner límites y reducir potenciales daños.

Ahora en Estados Unidos hay una carencia de regulación en torno a la IA. En Europa ha entrado en vigor el Reglamento sobre IA, pero en la reciente conferencia de París, AI Action Summit, el invitado estadounidense, JD Vance, no firmó las conclusiones de la cumbre. No existe un alineamiento.

José Ignacio Torreblanca, investigador principal en el thinktank Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, indica que antes existía una filosofía común, aunque había diferencias de enfoque. Estados Unidos se centraba más en los usos de la tecnología y Europa pone más énfasis en los derechos humanos. Pero esto se ha desbaratado ahora. Y si Estados Unidos se retira de este consenso, ¿en qué posición se queda la UE?

“Creo que va a haber mucha gente que no querrá quedarse fuera de la IA por la geopolítica y por el comportamiento abusivo de los poderes hegemónicos que tienen estas tecnologías”, reflexiona Torreblanca y deja la pregunta en el aire. “El Sur global busca opciones y aquí la UE tiene un papel que cumplir. Al final, ¿quieres que tu aplicación de salud opere con IA bajo la regulación de Trump o bajo la regulación europea?”.

Somol, de Hyacinth AI, expone un lema manido en el mundo de los negocios: “La regulación mata la innovación”. Afirma que con menos trabas regulatorias la tecnología avanza más rápido y los precios tienden a reducirse. Pero establece un límite: “Mis clientes no operarán con una IA insegura. Para una adopción masiva necesitamos seguridad, como se necesita en el sector de la aviación. Y la regulación va a ser clave”.

Las aristas de la seguridad de la IA no son todas evidentes. Knodel, de Social Web Foundation, pone de relieve la importancia de la moderación del contenido en redes sociales. Una actividad que con la nueva legislatura de Trump ha quedado devaluada. Meta, en su aspiración a ganarse los favores del nuevo gobierno, ha desmantelado su equipo de moderación. Y esto tiene implicaciones más allá del presente. Knodel recuerda que los modelos de IA han aprendido, en parte, de los mensajes en redes sociales. Si la calidad de estos disminuye en su conjunto —prolifera la desinformación, los discursos del odio— los nuevos modelos beberán de ahí. Sus respuestas tendrán como base este bagaje.

La directora de Social Web Foundation también señaló los riesgos que tiene la alianza entre el poder político y las grandes tecnológicas. Elon Musk tiene su hueco en el equipo de Trump y acceso preferente al Despacho Oval, mientras que otras grandes tecnológicas se han acercado al nuevo ejecutivo para atraerse sus simpatías. Un cóctel peligroso en lo que respecta al tratamiento de datos de los ciudadanos, especialmente información sensible, teniendo en cuenta la avidez de estas empresas por obtener material con que entrenar sus modelos de IA.

America First en IA

En la mesa redonda se destaca que la filosofía America First, prescrita por Trump, también se refleja en la IA. El gobierno de Estados Unidos ha incentivado el proteccionismo en torno a los chips y al desarrollo de la tecnología que hace posible la inteligencia artificial.

Los ponentes prevén que la guerra comercial con China se agudice en el terreno de la IA. Pero el proteccionismo puede ser un arma de doble filo, según Somol. Precisamente por la falta de acceso a los últimos chips habría surgido la china DeepSeek, con una propuesta tecnológica mucho más eficiente. “DeepSeek ha creado un par de mejoras importantes que creo que las compañías estadounidenses van a copiar. Y esto traerá innovación a Estados Unidos. La competencia es buena para la innovación”, afirma el CEO de Hyacinth AI.

¿Y cuál será la postura de Europa en las tensiones con China? La UE estaba alineada con las políticas de Biden. Torreblanca pone el ejemplo de ASML, el mayor fabricante de maquinaria industrial utilizada para producir semiconductores y única empresa que vende instrumental para la creación de chips avanzados. Es holandesa y cumplió con la prohibición de Biden de exportar equipos a China. Pero la relación entre la UE y Estados Unidos se deteriora. El gobierno de Trump tilda de extorsión los impuestos en Europa y ha abogado con dureza por la eliminación de la regulación europea. “Es una nueva forma de colonialismo digital”, señala el investigador del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. Y sugiere que la UE puede no estar tan dispuesta a cumplir con las exigencias de Trump en ámbitos clave para Estados Unidos, como la guerra comercial con China.

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