El PSOE y las células madre embrionarias
En el editorial que, con el título 'Células terapéuticas', se publicaba en la edición de EL PAÍS del martes 11 de septiembre, se hacen algunas referencias genéricas a los políticos que, al menos en lo que a políticos socialistas se refiere, me gustaría poder precisar. En efecto, siempre según este editorial, la actitud de la Iglesia y de los grupos 'provida', así como la propia dificultad de la decisión, mantienen a los políticos paralizados en relación al destino final de los cerca de 40.000 embriones que existen en España, en estado de congelación, después de haber sido desechados para los procesos de fecundación asistida. La oposición de la Iglesia es bien conocida. También la de los grupos 'provida' (mi ordenador, colapsado de correos electrónicos de protesta de estos grupos, es testigo de ello). La del ¿Gobierno? no, porque no sabe, no contesta. Pero los socialistas no estamos paralizados y sí tenemos posición. La hemos expresado en el Parlamento y ante la opinión pública en distintas ocasiones durante este año: en febrero, con una proposición de ley debatida en el pleno del Congreso para crear un Comité Nacional de Ética de las Ciencias y las Tecnologías; en abril, debatiendo en comisión una propuesta socialista sobre la utilización de los embriones crioconservados sobrantes de la fecundación in vitro, y el 1 de agosto, registrando otra iniciativa parlamentaria, que se debatirá este 26 de septiembre, apoyando la modificación de la Ley de la Reproducción Humana Asistida para po-der obtener de esos embriones células madre embrionarias y utilizarlas en investigación, solicitando un debate nacional riguroso sobre la clonación, terapéutica, ya aprobada en Gran Bretaña, y reafirmando la prohibición de la clonación reproductiva. En todas las ocasiones que ha tenido, el PP ha votado en contra de nuestras propuestas. Me temo que también el próximo 26. Tampoco ha contestado el Gobierno a 10 de las 13 preguntas escritas formuladas sobre este tema y sobre la marginación de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida. Por tanto, sí a estas investigaciones, sí a su financiación con fondos públicos y no exclusivamente privados, sí a los debates rigurosos con respeto a todas las posiciones y a la creación de una Comisión Nacional de Ética. No a mirar hacia otro lado como hace el Gobierno, no a la versión actualizada de Galileo Galilei o Giordano Bruno.
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