De Felipe reinterpreta la historia del cine en 70 imágenes pop

Tanto sus pinturas como sus esculturas poseen el poder visual de acaparar la atención inmediata. Las imágenes que compone Antonio de Felipe (Valencia, 1965) remiten al más puro estilo pop: figuras planas, potencia cromática, juegos de imágenes, ironía y sentido del humor. Pero su principal atractivo es que cada una de ellas cuenta la historia del cine con una vuelta de tuerca.

La exposición Cinemaspop (Casa de Vacas, parque del Retiro, de Madrid), abierta hasta el 21 de octubre, contiene 70 piezas en total, 60 pinturas y 10 esculturas. Aparecen prácticamente todos los mitos del cine. El cuadro titulado Las señoritas es una interpretación de Las señoritas de Aviñón, de Picasso; esta vez las chicas del burdel se han transmutado en Rita Hayworth y Ava Gadner. Con Las meninas, el pintor vuelve a un tema recurrente que ya explotó en cuadros como La in-Fanta de naranja, La in-Fanta de limón. De Felipe, cuya obra se ha desarrollado a menudo en series, vuelve a trastocar los esquemas. El resultado es Shirley Temple bajo la atenta mirada de Velázquez, uno de sus maestros. Como también lo son Andy Warhol o Jasper Johns.

El pintor no deja nada en la recámara. No se queda sólo en un homenaje a sus iconos, sino que aprovecha para iniciar un recorrido por los géneros cinematográficos. Al erótico: un pezón emerge de la montaña de la Paramount. De ciencia-ficción: copiando el logotipo de La guerra de las galaxias, monta La guerra de estrellas con Bette Davis y Joan Crawford. O King Kong en la torre de Telefónica con una muñeca Barbie en la mano: el cuadro se llama Tamaño natural. El drama corre a cargo de Richard Burton y Liz Taylor en ¿Quién teme a Virginia Woolf? La imagen de un vaquero con una bola de chicle y disparando Bang bang (marca de chicles) es su forma de volver al western.

En su particular paraíso, no podía faltar Sara Montiel ('el símbolo sexual y más carnal de España'). Ni Audrey Hepburn ('moderna y maravillosa'), que hábilmente la coloca coronada con el logotipo de Telefónica, entidad que ha financiado la exposición.

Pero no todo va a ser glamour. En esta 'autobiografía cinematográfica y sentimental', como la define su autor, hay espacio también para la soledad y los dramas de la vida. 'Hay cuadros tremendamente positivos, pero a veces no te puedes sustraer a la realidad y entonces el cuadro es más corrosivo'. Uno de ellos es una patera, titulado Sin papeles. O American graffiti, en el que aparecen Victoria Abril y Pilar Bardem en Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto'.

Afincado en Madird y considerado uno de los representantes del pop-art español, De Felipe coloca en un podio privilegiado al cine español y, cómo no, a Buñuel y a Almodóvar. En un guiño al cineasta manchego, desviste a Kika y le coloca el traje de Jean Paul Gaultier a Marlene Dietrich, y los zapatos protagonistas en Tacones lejanos los luce Marilyn Monroe en un cuadro titulado Armas de mujer.

Para estar a la altura de Buñuel, De Felipe se imbuye de aires surrealistas. Vuelve a recurrir a la Barbie, esta vez sin una pierna, para componer Tristana. Y un dálmata se convierte en Un perro andaluz colocándole un sombrero cordobés y pintándole lunares blancos y negros.

En esta exposición, el artista (que cuenta con obras en los museos Reina Sofía y Thyssen) ha invertido tres años: 'Me he dejado la vida'. Y por eso afirma que los contenidos de esta exposición 'no se pueden quedar en un chiste fácil'. Y defiende que se puede ser 'un artista de éxito y popular y a la vez crear una obra seria, de calidad'. En todo caso, no faltan 'ni el riesgo ni la valentía'.