_
_
_
_

Marruecos muestra su solidaridad con Washington pero es reacio a unirse a una coalición antiterrorista

'Manifestamos nuestra franca solidaridad con nuestros amigos norteamericanos que sufren'. Las palabras del rey Mohamed VI, leídas el domingo por uno de sus consejeros, no dejan lugar a dudas sobre el rechazo que inspiran en Marruecos los atentados de EE UU.

El marco da aún mayor resonancia al mensaje del monarca. André Azoulay, judío y consejero real, habló en la catedral San Pedro de Rabat ante buena parte de la clase política marroquí y representantes de las tres religiones reunidos para honrar la memoria de las víctimas estadounidenses del terrorismo.

'Las tres grandes religiones', subrayó el Gran Rabino de Marruecos, Aaron Monsenego, 'aquellas que se identifican con Abraham, se unen hoy para condenar el odio'. 'El Islam prohíbe matar y aterrorizar a inocentes', enlazó Mohamed Ysef, el jefe de los ulemas marroquíes.

La ceremonia simbólica, retransmitida por televisión, puede llamar a engaño. Por contundente que sea su condena, Marruecos no se libra de la disyuntiva en la que se encuentran los países árabes moderados desgarrados entre su amistad con EE UU y una opinión pública visceralmente antinorteamericana.

La prensa marroquí recuerda estos días hasta la saciedad la responsabilidad de Washington en el conflicto palestino-israelí. '(...) No hay que ignorar el terrorismo de Estado practicado por Israel contra el pueblo palestino', insistía ayer L'Opinion, el diario del partido nacionalista Istiqlal.

Los diarios temen, además,que, lejos de resolverlo, las represalias norteamericanas agudicen el problema. 'América, que quiere deshacerse de Osama Bin Laden después de haberlo creado, se topará con decenas de otros Bin Laden en diversos lugares y con múltiples aspectos', escribía ayer el rotativo socialista Al-Ittihad Al-Ichtiraki que dirige el primer ministro, Abderraman Yussufi. 'El peligro es que Washington se deje arrastrar en una guerra de civilizaciones', editorializaba L'Economiste, el periódico de los empresarios. El Departamento de Estado norteamericano ha expresado su deseo de incorporar a Marruecos, junto con otros países árabes moderados, a la gran coalición internacional antiterrorista. Hace una década Rabat ya participó en la gran alianza que formó EE UU para liberar Kuwait de la ocupación iraquí.

Tal alineamiento con Washington parece hoy en día imposible. 'Solidaridad sí, alianza no', titulaba en primera página el diario Al Alam, también del Istiqlal, resumiendo el sentimiento mayoritario de los marroquíes. 'Si la opinión pública de los Estados islámicos acepta la solidaridad, rechaza, en cambio, cualquier alianza militar'., añadía 'La guerra del Golfo contra Irak no debe repetirse'.

¿Qué ha cambiado en una década? 'Entonces', explica un diplomático marroquí, 'había que recuperar la soberanía de un país, Kuwait, al que Irak había invadido'. 'Todo estaba muy claro'. 'Ahora', prosigue, 'se trataría de sumarse a una coalición cuyos objetivos y métodos de actuación distan mucho de estar claros'. 'Algunos, como Israel, quieren que entre los blancos de la alianza antiterrorista figuren grupos como Hamás y la Yihad Islámica palestina o el Hezbolá libanés, que para la mayoría de los árabes son movimientos de resistencia a la ocupación'.

Su participación en la alianza antiiraquí supuso, para las autoridades marroquíes, algunos quebraderos de cabeza. Entre 500.000 y un millón de personas -la mayor manifestación jamás celebrada en Rabat- recorrieron en 1991 las calles de la capital coreando eslóganes contra EE UU e Israel. Si ahora se incorporasen, con algo más que palabras de apoyo, a la coalición en gestación tendrían aún un mayor problema de opinión pública.

De ahí que, al recibir el jueves pasado a la embajadora de EE UU en Marruecos, Margaret Tutwiller, Mohamed VI insistiese en 'la capacidad del mundo libre y democrático para no ceder al vértigo de los viejos temores y del nihilismo (...)'. Formulaba así un velado llamamiento para que con sus represalias Washington no indisponga aún más a los árabes.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_