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Bush negocia la coalición mundial contra el terrorismo sin reparar en 'concesiones'

Las conversaciones con Indonesia, Rusia, Alemania, Sudán y China dan sus frutos

Enric González

La diplomacia estadounidense funciona a ritmo acelerado. Las visitas se suceden sin interrupción en la Casa Blanca y el Departamento de Estado mantiene contactos telefónicos con casi todos los países del mundo para formar una gran coalición antiterrorista. 'Ayúdennos a apresar a esa gente', dijo el presidente George W. Bush, dirigiéndose a la comunidad internacional. Los ministros de Exteriores de Alemania y Rusia expresaron en Washington su apoyo a los planes de Estados Unidos, que todavía siguen siendo muy genéricos.

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El ministro alemán, Joschka Fischer, anunció que su país no descartaba por el momento 'ninguna opción', incluyendo la militar, en sus propósitos de respaldar a Estados Unidos. El ministro ruso, Igor Ivanov, se mostró más cauto pero garantizó que Moscú cooperaría en todo esfuerzo antiterrorista. La presidenta de Indonesia, Megawati Sukarnoputri, la primera en acudir ayer a la Casa Blanca, se limitó a expresar su solidaridad y su convicción de que Bush no era un enemigo del mundo islámico, con una declaración conjunta de rechazo al terrorismo y en defensa de la tolerancia religiosa.

Sukarnoputri preside el país con más musulmanes del mundo y su presencia en Washington, prevista desde meses atrás, tuvo más valor simbólico que práctico.

El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, comentó que el esfuerzo diplomático se basaba en la estrategia 'del palo y la zanahoria'. 'Para algunos países la zanahoria puede ser mayor, para otros el palo puede ser mayor', añadió. Indonesia, por ejemplo, podría obtener la 'zanahoria' de una relajación en las sanciones impuestas desde las matanzas en Timor Oriental.

China, por su parte, ha hecho saber que podría estar dispuesta a apoyar a Estados Unidos a cambio de 'comprensión' en su conflicto con Taiwan.

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Los 'palos' quedaron sin determinar. Parlamentarios republicanos citados por la agencia Reuters dijeron que algunos países que obtienen ingresos del tráfico de opio y heroína podrían ser amenazados con sanciones si no se sumaran de alguna forma a la coalición.

Incluso países incluidos en la lista negra de Washington, como presuntos patrocinadores del terrorismo, han sido invitados a participar de alguna forma en la coalición. La misión cubana recibió la visita de una delegación estadounidense para sondear posibilidades, y Colin Powell telefoneó personalmente al ministro de Exteriores de Sudán. Powell, como Bush, mantiene una intensa actividad telefónica.

Bush admitió que algunos gobiernos se mostraban más entusiastas que otros, y que los grados de participación serían muy distintos. 'Esta es una campaña en que las naciones contribuirán de formas variadas', dijo. 'Algunas se unirán de forma muy abierta. Otras se unirán por la vía de compartir información. Algunas se sentirán a gusto apoyando operaciones encubiertas'. 'Otras', agregó, 'se limitarán a aportar ayuda financiera'. Tanto Bush como portavoces del Pentágono indicaron que en la guerra contra el terrorismo habría 'tanto operaciones frontales como operaciones encubiertas', sin dar más detalles.

Japón se unió al grupo de entusiastas dentro de la coalición. Su primer ministro, Junichiro Koizumi, anunció ayer que, además de ofrecer información antiterrorista, contemplaba la posibilidad de cambiar la Constitución japonesa para poder desplegar tropas con Estados Unidos en caso de que fuera necesario.

Los contactos diplomáticos seguirán hoy, con la llegada a Washington del máximo representante de la política exterior europea, Javier Solana, acompañado de la troika de la Unión Europea. Su visita coincidirá con la del primer ministro británico, Tony Blair, el aliado más fiable en lo referente a posibles operaciones militares.

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