Uno de los pilotos suicidas viajó este año dos veces a España procedente de Miami
Mohamed Atta renovó dos veces sin problemas su visado en la aduana estadounidense
Mohamed Atta, uno de los pilotos suicidas del ataque terrorista a EE UU, viajó dos veces desde Miami a España en los meses previos al ataque, presuntamente para comunicarse en persona con miembros de la amplia red de comandos terroristas independientes que controla Osama Bin Laden, el fugitivo y multimillonario saudí. Según el periódico Los Angeles Times, también viajó entre EE UU, Alemania y Siria con el mismo propósito: dar instrucciones en persona para eludir así el espionaje electrónico y telefónico norteamericano y de otras potencias de Occidente.
Mohamed Atta, de 33 años, es, según el FBI, el piloto del avión que se estrelló contra la torre norte del World Trade Center de Nueva York. Se había afincado en los últimos meses en el sur de Florida, pero ha dejado un rastro dentro de EE UU y en el exterior que los investigadores creen que puede llevarles hasta los cerebros de la conspiración para atacar a EE UU. El presidente George W. Bush ha afirmado que el principal sospechoso es Osama Bin Laden.
La estructura de la organización que dirige Bin Laden no es, sin embargo, piramidal, sino horizontal y geográficamente extendida por todo el planeta, y entraña por ello una gran dificultad combatirla. Atta es sólo un elemento de una red con un número indefinido, pero masivo, de células que han logrado penetrar silenciosamente en EE UU y otros muchos países de Occidente en la última década.
Las células terroristas tienen capacidad de activarse individualmente en cualquier momento. Es una capacidad letal, como la que desplegaron en los ataques a EE UU el martes. No sólo operan individualmente, sino que lo hacen en total secreto, generalmente en círculos de amigos o familia, lo cual permite que, de ser eliminadas, puedan regenerarse sin afectar a la estructura central de mando en Afganistán.
El 4 de enero de este año 2001, Atta voló de Miami a Madrid, estuvo una semana y regresó a Miami en un vuelo de la aerolínea estadounidense American Airlines. En Miami escapó a los controles de inmigración a pesar de que su visa anterior había expirado, y le admitieron en el país por otros seis meses. Irónicamente, no mintió en las direcciones que dio en dos municipios del sur de Florida, Delray Beach y Coral Springs, las mismas en las que el FBI ha encontrado pruebas después de los atentados.
Desde entonces ha estado estudiando en academias de aviación del norte de Miami, Venice y Vero Beach, junto con otros pilotos suicidas. Días antes del atentado se emborrachó en un bar exhibiendo fajos de billetes de dólares y alardeando de ser piloto de American Airlines. El 7 de julio volvió a Madrid desde Miami, y regresó días después, el 19 de julio, vía Atlanta. El servicio de inmigración le volvió a extender la visa hasta noviembre.
Antes de instalarse definitivamente en EE UU, el 3 de junio de 2000, Atta había viajado numerosas veces a Siria mientras estudiaba Urbanismo en la Universidad Técnica de Hamburgo, según el rotativo Los Angeles Times. En Hamburgo vivió con, al menos, otros dos de los terroristas suicidas, su primo Marwan Al Shehhi y Ziad Jarrah, y cofundó un grupo islámico de oración en la universidad. Las autoridades sospechan que allí reclutó a otros terroristas para la red de Bin Laden.
Los sistemas demócraticos y las sociedades abiertas de Occidente que respetan la privacidad han sido -y son- un paraíso para la red de Bin Laden. En Florida, por ejemplo, donde vivieron Atta y otros 13 secuestradores, es fácil mezclarse con grupos étnicos de todo el planeta y se hablan numerosas lenguas que no despiertan sospecha. El resto de los terroristas se instalaron a temporadas en California, Tejas y Nueva York sin ser detectados por los servicios de inteligencia.
Ahora, a posteriori, los investigadores creen que Bin Laden penetró en EE UU a comienzos de los años noventa, organizando sus operaciones.
Primero se instalan unas células, viven un tiempo en el país elegido, observan y se van a sus países de origen o a otros destinos, dejando el terreno preparado a los siguientes.
Los métodos los ha explicado en detalle Ahmed Ressam, uno de los terroristas entrenados por Bin Laden que ahora se ha convertido en informante de EE UU desde la cárcel, donde cumple condena de 140 años por el atentado previo a las Torres Gemelas en 1993. Ha dicho, por ejemplo, que están preparados para los ataques con sustancias químicas, a veces muy accesibles, como el cianuro. El propio Ressam recibió entrenamiento en el campo de Darunta Camp, en Jalalabad (Afganistán).
Fuentes del espionaje estadounidense reconocen que diversos satélites han fotografiado recientemente numerosos animales muertos cerca de uno de los campos de entrenamiento de Bin Laden, lo que ratificaría la posibilidad de que puedan estar haciendo pruebas con armas químicas.
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