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Caos en las empresas de las torres por la falta de información

Las compañías revisan su política de seguridad

Las grandes compañías que tenían oficinas en las Torres Gemelas, en su mayor parte bancos de inversión, trataban ayer de poner algo de orden sobre el caos y averiguar cuántos de sus trabajadores habían muerto en el atentado. Pero la situación sigue siendo tan confusa que la mayor parte de estas empresas desconoce aún el paradero de sus empleados. Un total de 435 compañías, que empleaban a unos 50.000 trabajadores, tenían oficinas en el World Trade Center, pero las empresas no sabían cuántos de ellos habían llegado al trabajo cuando se produjeron las explosiones, ni cuántos pudieron salir de los edificios cuando comenzaron a ser evacuados. El caos informativo ayer era tal que algunas compañías, como Citigroup, se pasaron gran parte del día desmintiendo que tuvieran oficinas en las Torres Gemelas.

Una de las firmas más afectadas ha sido Morgan Stanley. La entidad ocupaba 30 pisos de las Torres Gemelas, donde trabajaban 3.500 personas dedicadas a labores comerciales, concretamente al asesoramiento de clientes particulares. La compañía reconoció ayer que no tiene noticias sobre el paradero de estos trabajadores, aunque internamente se daba por hecho que muchos de ellos están vivos. 'Todos estamos tristes e indignados por el ataque', explicaba ayer en un comunicado Philip Purcell, presidente de Morgan Stanley. La compañía se esforzaba, en todo caso, en destacar que seguía operando y trabajando con normalidad. 'Queremos que los clientes sepan que, a pesar de esta tragedia, nuestros negocios funcionan y seguirán funcionando', explicaba Purcell. Los grandes bancos de inversión tienen un plan de contingencias, con oficinas refugio situadas en distintos lugares, que garantizan que las operaciones seguirán realizándose incluso en situaciones de emergencia como terremotos o atentados.

El resto de las compañías que trabajan en las torres estaban igualmente desbordadas por los acontecimientos. Cantor Fitzgerald, con 1.000 empleados, no ha podido confirmar su paradero, ni otro de los bancos de inversión estadounidenses, IPCA, que tenía cientos de empleados en tres plantas. En las torres también tenía oficinas una biotecnológica de capital hispanoestadounidense, John W. Stanley, en la que trabajaban un centenar de empleados estadounidenses de los que también desconoce su paradero.

Las grandes compañías estadounidenses, mientras, reaccionaban ayer con una mezcla de prudencia y temor ante los atentados. La mayor parte de ellas suspendió sus actos públicos, y muchas, como Microsoft o General Electric, colgaron en su página web mensajes de condolencia y solidaridad con las víctimas. Además, las grandes multinacionales reforzaron sus medidas de seguridad en todo el mundo, en distintos grados. Algunas tomaron decisiones drásticas como suspender los vuelos de todo el personal de la compañía a cualquier lugar del mundo durante 48 horas; otras se limitaron a informar por correo electrónico a sus empleados sobre la necesidad de extremar las precauciones. Una de las más radicales fue General Motors, que activó un gabinete de emergencia para revisar la seguridad de sus instalaciones, y recomendó a sus empleados que no fueran a trabajar ayer.

Más allá de medidas concretas, las compañías estadounidenses han sufrido un duro mazazo desde el punto de vista psicológico, en lo que respecta a su política de seguridad. Las sedes de muchas de ellas están situadas en grandes lugares abiertos, pensadas como gigantescos campus, donde los empleados, además de trabajar, comen, practican diversos deportes, pasean o se divierten. La posibilidad de un atentado, simplemente, no se contemplaba. 'Esto obligará a las compañías, a largo plazo, a plantearse su política de seguridad y, más aún, la forma en que diseñan sus entornos de trabajo', afirmaba ayer un empleado de una multinacional española.

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