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Entrevista:JOSÉ MARÍA GUELBENZU | ESCRITOR

'He logrado el sueño de narrar en el género policiaco'

Aurora Intxausti

José María Guelbenzu (Madrid, 1944) ha realizado su primera incursión en la novela policiaca con No acosen al asesino (Alfaguara). En ella narra el crimen de un viejo magistrado en una elegante colonia de veraneo cercana a Santander.

Pregunta. ¿Adentrarse en este género rompe su imagen de escritor de culto?

Respuesta. No. He querido meterme en un trabajo distinto, que es organizar una trama en torno a una intriga y no en torno al conflicto dramático de unos personajes como objetivo primordial, que es lo propio del género policiaco. Tenía muchas ganas de hacer esa prueba, de escribir en este género desde que era un adolescente, pero nunca había encontrado el modo de introducir en España el modelo de novela tradicional anglosajona, que era el que a mí me gustaba. Cuando vi el camino, y aprovechando que tenía que hacer un alto porque me había estancado en una novela que estaba escribiendo, me puse a ello. Lo he pasado bien armando ese mecanismo, bastante complejo por otra parte. He tratado de dar un poco más de enjundia a los personajes de lo que les daba esa novela tradicional de Agatha Christie.

'Los críticos se juegan el puesto cuando van en contra de determinados intereses o autores'

P. ¿Ha huido del género negro?

R. No se asemeja al género negro porque no lo es. Montar una trama es muy difícil, y son muy pocos los escritores españoles que logran montar tramas creíbles e intrigantes. El lenguaje es bastante directo y es el propio de una colonia de veraneantes de una burguesía acomodada del norte de España, que es un poco de veraneo más selectivo que el masivo.

P. Juan Benet, con el que mantenía una estrecha amistad, también realizó un corte en su trayectoria literaria y escribió El aire de un crimen.

R. Sí, pero seguía teniendo el sello Benet, era una novela más sencilla de seguir y seguía teniendo su aire. Tengo la sensación de que hay un momento en el que un escritor necesita probarse a sí mismo ciertas cosas, por ejemplo su capacidad de contar una historia al modo tradicional y con una serie de convenciones previamente aceptadas. Pone el riesgo en otro lado, no en intentar descubrir algo nuevo, sino en hacer algo que no es habitual en él, que otros hacen y que quiere demostrar que él también sabe hacerlo. No te mueve ni intentar demostrar nada a nadie ni ganar más dinero.

P. ¿Lo ha logrado?

R. Si no creyera que lo he conseguido, no hubiese publicado la novela. Pedí a algunos amigos, de la línea dura, que me dijesen qué opinaban y qué les parecía, y a todos les gustó.

P. ¿Cómo un individuo tan urbano como usted enclava la trama en un paisaje rural?

R. La novela tradicional anglosajona es de grupo, las circunstancias seleccionan a un grupo de personas, todas ellas sospechosas del asesinato. Ese grupo se selecciona por una afinidad de clase social, lugar geográfico, barrio, museo, es la búsqueda del negro, todo lo contrario de la novela negra, que se extiende por toda la ciudad. El paisaje del norte me resulta grato, me da mucho juego y me ha gustado meterme ahí. Eso no quita que sea un urbanita a más no poder y que me cueste estar más de dos meses seguidos en el campo. He escrito una novela policiaca con el deseo de hacer felices durante un fin de semana a los lectores.

P. Ha llegado a decir que la madurez permite ver las cosas con más claridad. ¿Lo ha conseguido?

R. Esta novela tampoco la he escrito de manera inocente, sino que es un ejercicio de claridad deliberada, porque estoy tanteando otras formas de claridad. Hay que distinguir entre claridad y simpleza. Es lo suficientemente complejo para saber seleccionar e ir a la claridad. Empiezo a tener una edad en la que me estoy acercando. Esta novela es un ejercicio formal de claridad que tendrá repercusiones.

P. ¿Por qué dedica No acosen al asesino a Juan García Hortelano?

R. Sigo echando mucho de menos a Juan. Cuando estaba pensada tuve la sensación de ir a contársela, porque le iba a divertir mucho. Me cuesta admitir que ya no está y lo que hice fue conjurar que viniera a encabezar mi novela. A Juan le hubiese encantado, estoy seguro.

P. ¿Cómo acepta un escritor, que además suele hacer análisis de novelas, las críticas a sus trabajos?

R. Las llevo bien, las que no se salgan de lo literario y no entren en la ofensa o la agresión. Yo no me considero un crítico, sino un lector que explica sus lecturas. El crítico debe establecer un canon y pasar todos los libros por el mismo rasero. Yo escribo sobre libros que me gustan y trato de transmitir mi interés al lector.

P. ¿Cómo es su crítico ideal?

R. Alguien que tiene una formación muy amplia, que es capaz de relacionar el pasado con el presente, que tiene un criterio fundado, que funda su opinión en el criterio, no en el mero opinar o en las meras afirmaciones y que pasa a todos por el rasero de la indepencia.

P. ¿Se hace buena crítica en España?

R. Los críticos se juegan el puesto como vayan en contra de determinados intereses o autores. En España hay algunos críticos excelentes, pocos, pero buenos.

P. ¿Es bueno el panorama de la novela española?

R. Hay novelistas apreciables y es de las pocas veces que se ha sido capaz de crear una continuidad al coincidir cinco generaciones escribiendo.

José María Guelbenzu, en su casa en Madrid.
José María Guelbenzu, en su casa en Madrid.RICARDO GUTIÉRREZ
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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.
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