El Gobierno aragonés se descuelga de la Marcha Azul por su rechazo a los embalses

Unas 70.000 personas, según los organizadores, llenaron ayer a la una de la tarde la plaza del Pilar de Zaragoza para apoyar la Marcha Azul que, a esa misma hora en Bruselas se manifestaba contra el Plan Hidrológico del PP, que prevé el trasvase de 1.050 hectómetros cúbicos del Ebro hacia el sureste español. Pero la de ayer, la quinta protesta contra el Plan Hidrológico Nacional (PHN), supuso la ruptura de la unidad que desde el 9 de octubre pasado había presidido las multitudinarias manifestaciones aragonesas contra el trasvase.

El Ejecutivo autónomo y diversas organizaciones están en contra del PHN, pero no de las obras de regulación del Pacto del Agua que constituyen, dicen, el futuro desarrollo de Aragón.

El presidente aragonés, el socialista Marcelino Iglesias, y el vicepresidente, José Ángel Biel (PAR), no hicieron acto de presencia en la plaza zaragozana y sus respectivos partidos abandonaron el lugar donde el ex Justicia de Aragón Emilio Gastón leyó el manifiesto de la Plataforma de defensa del Ebro. Tampoco los empresarios ni el sindicato agrario ARAGA asistieron a la manifestación, aunque convocaron anteriores protestas.

Y es que en el acto de ayer se evidenciaron las contradicciones de una comunidad en la que el no al trasvase es unánime, pero hay discrepancias sobre la necesidad de regular los ríos que discurren por la comunidad. El Pacto del Agua, firmado en 1992 por las fuerzas del Parlamento autónomo -PP, PSOE, PAR e IU- no lo suscribe la Chunta Aragonesista, contraria a los embalses, ni los ecologistas, que desde el principio han inclinado la protesta hacia el lema 'por una nueva cultura del agua'.