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Rato quiere forzar el superávit presupuestario en el año 2002 frente a las reticencias de Montoro

La Ley de Acompañamiento reformará los planes de pensiones y la negociación colectiva

El Gobierno da estos días los últimos toques a los Presupuestos de 2002 y la principal decisión pendiente es si se mantiene el objetivo de lograr un superávit del 0,2% del PIB o hay que conformarse con el equilibrio o déficit cero. El vicepresidente y ministro de Economía, Rodrigo Rato, es más partidario de forzar la máquina para contrarrestar los problemas de inflación, mientras que sobre el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, cae el peso de una situación económica en declive que va a dejar los ingresos bajo mínimos. La reforma de la negociación colectiva y los nuevos incentivos a los planes de pensiones se incluirán en la llamada Ley de Acompañamiento, que se aprobará antes de fin de mes.

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Esos Presupuestos serán los segundos de la era Aznar con una situación económica en retroceso y los terceros con un problema importante de inflación a las espaldas. Aunque los perfiles son todavía suaves, los Presupuestos acusan cada vez más el cambio de ciclo y el coste añadido de la desviación en el objetivo de precios.

Tanto Economía como Hacienda debaten estos días sobre la posibilidad o conveniencia de mantener el superávit del 0,2% del PIB para las tres administraciones públicas (Estado y Seguridad Social, más comunidades y ayuntamientos), previsto en el Plan de Estabilidad remitido a Bruselas, o darse un margen para afrontar una peor situación económica. Mientras el departamento que dirige Rato vería mejor un Presupuesto al menos formalmente más austero, Montoro y sus técnicos alegan las dificultades que desde este mismo año se plantean para conseguir el equilibrio o déficit cero.

El Gobierno ya ha reconocido que la situación económica va a ser este año peor de lo previsto, lo que llevó a finales de julio pasado a revisar a la baja el crecimiento económico para 2001. El 3,6% inicial se ha quedado en un 3%, aunque los servicios de estudios, que tanto molestan a Rato con sus previsiones, estiman una cifra inferior. Para 2002, el Gobierno prevé un 2,9% tras constatar que la economía española soporta ahora mejor situaciones adversas del exterior.

Tanto Hacienda como Economía y los expertos consultados creen que se va a hacer todo lo posible por lograr el equilibrio este año. La Seguridad Social va a tener un superávit mayor de lo señalado -un 0,5% del PIB, dos décimas más de la previsión- gracias a que las cotizaciones mantienen un alza en torno al 10%, sobre todo por la inmigración.

Para el Estado, por el contrario, la desviación en el déficit puede alcanzar hasta dos décimas si es que no se hacen operaciones contables a la desesperada, lo que tampoco se descarta. Un problema para cuadrar las cuentas es que los 160.000 millones de pesetas de ingresos por la tasa radioeléctrica están muy en el aire, ya que aún nadie ha pagado una peseta. Las modificaciones de créditos para gastos imprevistos alcanzaban en junio los 380.000 millones de pesetas, 100.000 millones más que el año anterior por esas fechas.

Paga a los pensionistas

A favor está que la desviación este año en inflación va a ser inferior a la del pasado y, por tanto, la paga extra con que habrá que compensar a los pensionistas será más baja. El pasado año, la desviación fue de 2,1 puntos, con un coste de 177.000 millones, que se computó a ese ejercicio. A ello hay que añadir los 188.000 millones que se consolidan en la nómina de los pensionistas y que se cargan al déficit de 2001. Este año, Economía espera que la desviación de la inflación sea de un punto como máximo; es decir, que la tasa acabe por debajo del 3%, frente al 2% previsto.

Con vistas al año próximo, una de las principales incógnitas es el coste del nuevo sistema de financiación autonómica, que en los Presupuestos aseguran no tener aún determinado. En el lado de los ingresos, se puede considerar un año de transición, ya que el Gobierno ha dejado para 2003 la nueva rebaja del IRPF, aunque deberá prepararse durante 2002.

Además de las cifras para el año próximo, el Gobierno se propone incluir en la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos dos de las reformas que considera prioritarias. Se trata del nuevo marco de negociación colectiva, tanto si hay acuerdo como si no con los agentes sociales. También habrá nuevos incentivos fiscales para los planes de empleo (los que se suscriben entre la empresa y sus trabajadores), sobre todo en el momento en que se percibe la pensión.

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