Los eurodiputados discuten sobre la violencia policial durante el G-8
Los resultados de la última cumbre del G-8 celebrada en Génova a finales de julio quedaron ayer de nuevo ensombrecidos por los disturbios callejeros, la actuación de la policía italiana y las protestas antimundialización. El debate celebrado ayer en el pleno del Parlamento Europeo sobre el G-8 se centró fundamentalmente en estas cuestiones, a pesar del esfuerzo del comisario de Justicia e Interior, Antonio Vitorino, de analizar el contenido de la reunión.
Los eurodiputados, con una masiva participación de miembros italianos, volvieron una y otra vez a analizar la 'brutalidad policial', el modo de prevenir estos actos violentos, que acabaron con la vida de un manifestante, y a la necesidad de dar una respuesta a los movimientos antiglobalización. La misma declaración de la presidencia belga, por boca de la ministra adjunta de Asuntos Exteriores, Annemie Neyts, apenas se extendió en los resultados de la cumbre. Para Neyts, la principal lección de Génova es que la UE debe 'abrir el diálogo con las organizaciones sociales', dar una respuesta alejada de la simple represión y alinearse con los movimientos antiglobalización, que buscan lo que la UE también debería perseguir: 'Gestionar la globalización de manera que ésta beneficie al mayor número posible de personas'.
Los europarlamentarios, tanto conservadores como socialistas, estuvieron de acuerdo en esperar la investigación que la magistratura italiana ha abierto sobre los violentos sucesos de Génova, pero mientras la derecha tendió a culpar a los manifestantes violentos, la izquierda tildó de bárbara la actuación policial. 'No se puede protestar con violencia. Hay muchos ciudadanos europeos responsables de lo ocurrido', dijo el popular Antonio Tajani. El liberal Antonio di Pietro aseguró que hubo 'una represión que debía haber sido evitada', y la verde Monica Frassoni se preguntó cómo fue posible una actuación tan brutal por parte de las fuerzas del orden.
Defensa de los que protestan
Para el socialista Enrique Barón, es inaceptable que se intenten evitar las manifestaciones. 'Es como prohibir el fútbol porque haya hooligans', dijo, y recordó a la presidencia belga que su obligación será no sólo defender el orden de las próximas reuniones europeas, sino también la de defender el derecho de manifestación de los que protestan.
En la cumbre del G-8, que reúne a los siete países más industrializados más Rusia, se aprobó un fondo de 1.300 millones de dólares para combatir el sida, se trató la deuda externa de 23 países africanos y se revisaron los acuerdos que permiten a las multinacionales mantener patentes durante varios años impidiendo la comercialización de medicinas esenciales en el Tercer Mundo. Tanto los socialistas como los verdes calificaron de pobres tales resultados. 'El secretario general de la ONU dijo que el sida necesitaba una cifra diez veces mayor', recordó el verde Paul Lannoye.
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