'La violencia escolar es un reflejo del exterior y no puede combatirse'

José Luis García Garrido (Azuaga, Badajoz, 1937) es catedrático de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), experto en educación comparada y autor de más de 25 libros y de 250 artículos y ensayos publicados en revistas de varias lenguas. En los Cursos de Verano de la UPV de San Sebastián, abordó ayer el 'delicado' problema de la conflictividad escolar desde una perspectiva internacional.

Pregunta. ¿Cuál es la situación en las aulas españolas?

Respuesta. Ha mejorado muy lentamente. En España se han registrado agresiones a los profesores en el 12% de los centros. Es una cantidad elevada, aunque en la estadística no están recogidos todos los casos. Con ese número, otros países han tomado medidas mucho más serias. La situación en España es engañosamente mejor, porque estamos en una pendiente que puede complicarse mucho.

P. ¿En qué etapa de la educación se producen más estos conflictos?

R. Indiscutiblemente, en la enseñanza secundaria, entre adolescentes de 12 a 15 años.

P. Usted defiende que la conflictividad escolar es consustancial a la enseñanza secundaria. ¿Por qué?

R. Más que consustancial, la conflictividad es lógica en los adolescentes por la propia naturaleza humana. Ya lo dijo Freud cuando acuñó el 'principio de la agresión', que aflora en las personas cuando reaccionan para defenderse contra su medio. Todo eso despierta en la adolescencia. Lo que hay que hacer es que esa agresividad se manifieste de una manera civilizada.

P. La cuestión es controlar el grado de conflictividad en las escuelas.

R. Sin duda. Los problemas de convivencia escolar tienen que surgir siempre. El alumno es conflictivo en esas edades. Que no se produjeran dificultades supondría un problema de atonía escolar.

P. ¿Qué soluciones caben para atajar la indisciplina?

R. No hay recetas. Hay planteamientos diferentes según qué países. De todos ellos surgen lecciones que se pueden aplicar. Pero en España no las estamos aprendiendo ni tampoco aplicando.

P. Dice usted: 'La escuela es víctima de la violencia escolar; no la engendra ni la incita'.

R. Es connatural a la profesión del educador propagar la convivencia pacífica. Todo educador es un actor de paz, cada cual con sus métodos. La escuela no está preparada para sufrir la agresión del medio, tanto social como familiar, y no puede combartir la violencia que le contagia el exterior. Ahí está la lucha. No podemos ser espectadores pasivos de la violencia que se contagia del exterior.

P. ¿La escuela mide la problemática social?

R. Sí, pero no es la generadora de la violencia. Nadie ha demostrado que las escuelas son focos de violencia. Lo peor que le puede ocurrirle a la escuela es que permanezca pasiva a los conflictos.