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Dos profesores crean una piedra para restaurar edificios que evita la humedad

El material se usó para rehabilitar dos inmuebles históricos de Granada

Las construcciones históricas en España y Andalucía han tenido hasta ahora un problema generalizado. En su mayoría están hechas de tipos de piedra muy porosa, como el travertino, que siempre se había rehabilitado provisionalmente sustituyendo su capa exterior por un mortero sin poros, que además de ser un parche con mal aspecto, desde el punto de vista estético, resulta una solución que a la larga agrava los problemas del edificio.

El invento de los profesores Antonio García Casco y José Durán Suárez fue el resultado de un curso de restauración que impartieron a los alumnos de Bellas Artes. En las prácticas de la asignatura se encontraron con el problema de la humedad en los edificios e inventaron una solución que se ha experimentado en la iglesia de El Salvador del Albaicín y en el Hospital Real. Las columnas de uno de los patios de este edificio, se construyeron en el siglo XVI con un tipo de piedra que resulta muy porosa. Por ella se ha filtrado el agua desde el suelo a lo largo de los años, pero los mismos poros de este material facilitaban que se evaporara la humedad, de modo que ésta no ha subido más de un metro del suelo. Sin embargo, en los años sesenta se intervino la parte húmeda de algunas de las columnas con la aplicación de un repello de piedra artificial impermeable que aumentó el problema pues, al no dejar evaporarse el agua, hizo correr ésta hacia arriba y dañó más parte de la columna.

Aspecto original

Esta actuación es común en la mayor parte de los edificios antiguos, por lo que 'las intervenciones suelen durar pocos años y además dañan más la construcción', según explicó García Casco. El invento de una piedra que se puede fabricar con el grado de porosidad, y por tanto de permeabilidad, que se elija, hace que los edificios restaurados tengan el mismo aspecto original sin desvirtuar la obra histórica, y que además se dé salida a la humedad por sus paredes, que permiten la evaporación del agua que se filtra.

El nuevo sistema de conservación de edificios puede conllevar un gran ahorro económico, pues con esta solución se evita tener que adoptar medidas más drásticas para parar la erosión de las piedras, como sustituir piezas enteras con piedra natural que hay que esculpir o introducir capas aislantes que recorran toda la base de los edificios. Estas medidas son extremadamente costosas y las administraciones sólo las aplican en algunas construcciones de gran valor.

La piedra porosa, más parecida a la natural que las anteriores imitaciones, puede tener también salida en la industria de piezas de decoración o en la construcción. Sus inventores no tienen aún proyectos de comercialización.

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